Lunes, 25 de Noviembre 2024
México | ATANDO CABOS POR DENISE MAERKER

¿Sociedad narca?

Narra Eduardo Olmos que cuando llegó a principios de año al cargo, había 700 policías municipales, la mayoría daban muestras de estar al servicio del crimen organizado

Por: EL INFORMADOR

Denise Maerker.  /

Denise Maerker. /

Es pregunta. Nace luego de conocer los datos que nos dio hace unos días el alcalde de Torreón, del proceso de depuración de la Policía Municipal. Narra Eduardo Olmos que cuando llegó a principios de año al cargo, había 700 policías municipales, la mayoría, si no es que la totalidad, daban muestras de estar francamente al servicio del crimen organizado: enfrentamientos con policías federales para impedir detenciones de miembros de la corporación, complicidad en casos de secuestros, ausencia evidente en casos de ataques del crimen organizado.

Para hacer frente a esta situación, Eduardo Olmos puso como secretario de seguridad a un militar, el general retirado Bibiano Villa. Los policías se inconformaron e iniciaron un paro de labores, pedían entre otras cosas la destitución del nuevo secretario. El presidente municipal no cedió y mantuvo en su puesto al general Villa y dio de baja a 600 de los 700 policías municipales; 200 aceptaron inmediatamente la liquidación, pero 400 pidieron ser recontratados. De estos 400, 120 no aceptaron pasar el antidoping y 110 se negaron a ser sometidos al polígrafo, de los 170 restantes, 100 fueron calificados como no aceptables, 69 recomendables con reservas y una sola mujer policía como recomendable.

A partir de entonces la alcaldía ha estado en un continuo proceso de contratación y formación de nuevos elementos, pero los números son desalentadores: de cada 100 jóvenes que se inscriben, sólo 12 pasan los exámenes, la gran mayoría reprueba el antidoping.

¿Qué nos dicen estos datos? Dos opciones: o la sociedad está tan profundamente vinculada con el crimen organizado que la distinción entre ellos y nosotros ya no es pertinente, o los exámenes están francamente mal diseñados. Hay indicios de ambos elementos.

Es cierto, que el nivel de penetración del narco en ciertas sociedades es muy alto y se refleja en un consumo muy importante entre los jóvenes, en un generalizado pago de derecho de piso entre los comerciantes y en la contratación masiva de taxistas y franeleros como halcones al servicio de las bandas. En estos casos prácticamente todas las familias tienen de una u otra forma contacto con los narcos, y por lo tanto una razón para temerles y para mentir en la prueba de polígrafo.

Pero también es cierto que los exámenes pueden estar mal diseñados o mal pensados. ¿Sabía usted por ejemplo que cualquiera que tenga un tatuaje o que haya fumado alguna vez mariguana no puede entrar a trabajar al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen)? Es absurdo.
Por lo pronto, ahí queda la pregunta.

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