Si no terror, miedo sí da

Escribió a principios de semana el periodista Raymundo Riva Palacio en su columna "Estrictamente personal", a propósito de la explosión de un "coche-bomba" en Ciudad Juárez: "La conceptualización de que se vive una nueva fase en la lucha contra los cárteles de la droga es errónea y alarmista, pero sobre todo, al sacarla fuera de contexto desinforma a una población, porque este tipo de situación no es nueva, ni fue más letal que otros atentados previos, ni tampoco se está en el inicio de una nueva etapa en la guerra contra el narcotráfico. Responde a los patrones de comportamiento de los dos últimos años que confirma, eso sí, que la confrontación entre fuerzas federales y criminales mantiene altos sus niveles de fuego".

Pero esos "altos niveles de fuego" apenas han sido reconocidos como un nuevo escenario en la lucha de carteles que se libra en Jalisco. Según el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán, las cosas han cambiado en el panorama de nuestro Estado en las semanas recientes, lo que ha obligado a modificar la estrategia en el despliegue y los operativos de las diferentes corporaciones de seguridad de los tres órdenes de Gobierno. El secretario de Seguridad, Luis Carlos Nájera, lo venía diciendo desde mucho antes y casi nadie hizo eco a sus palabras.

En su columna "México rojo", Riva Palacio resume: De acuerdo con datos de la PGR, "desde que comenzó la lucha contra los cárteles de la droga se han dado 101 atentados con esos tipos de explosivos, que tuvieron un despegue en su uso en 2009, cuando se contabilizaron 72 de ese gran total. Las bombas se suelen fabricar con TNT (…) y las granadas son una arma común empleada desde hace tiempo por los narcotraficantes.

"La utilización de granadas se disparó en 2008, cuando de acuerdo con la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, se decomisaron mil 600 granadas en México, lo que significó un incremento de 170% a las recogidas el año previo, y para el primer semestre de 2009 hubo 950 decomisos de granadas".

Hace casi dos semanas, una persecución y balacera protagonizadas en el Sur de la Zona Metropolitana de Guadalajara por dos grupos presuntamente delictivos derivó en la detonación de una granada calibre .40 en el área de terapia intensiva del Hospital Arboledas, dejando herido a un médico, ajeno a los hechos. Habría qué preguntarse a quiénes han ido dirigidos los ataques con granadas y cuántos objetivos de ellas han sido absolutamente inocentes, o tenían cuentas pendientes. No sé si ya estamos en una etapa de "narcoterrorismo", pero nomás de pensar que uno puede estar en el lugar y en el momento equivocado sí da miedo.