Si Pancho estuviera aquí

Un abrazo, uno sólo te pido y te vuelves a ir. Ojalá se pudiera. Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos. Algunas siguen exactamente igual. Hubo alternancia en el gobierno y cambiaron algunos colores, pero en el fondo, la gente sigue inconforme, así como tú lo estabas con tu mísera pensión, ¿de cuánto era? ¿800 a la quincena? Algo así creo.  Desde el 2008 una crisis económica mundial hizo más complicada la situación, y aún se resiente, similar a lo que viviste con López Portillo y Salinas de Gortari que te orilló a pedir fiado hasta en la tienda de la vuelta de la casa. Por cierto, ya dejaron de molestar los bufetes de abogados por el dinero que sacaste en aquel entonces de la tarjeta de crédito.

Duramos años para que entendieran que ya no estabas ahí. Sí, seguramente me dirás que para qué tardé tanto, que los hubiera mandado directito y sin escalas a “ya sabes dónde”. Tienes que saber también que el México que viviste palideció con más violencia y muertes, muchas se han dado por la presencia del crimen organizado que mantiene expectante y preocupada a la población.

¿Cómo le hacías para ser tan fuerte? Eras bárbaro, nada ni nadie te “quebraba” tan fácilmente. Tuviste la decisión de dejar de un día para otro tu inseparable cajetilla de los “Fiesta” que me mandabas comprar ¡diario! Y luego tus regaños, lo peor que podías hacer es dejar de hablarme. Lo que tú quisieras decir y hacer, pero ¿ignorarme? ¿hacer como si no existiera?, ¿cómo te explico? Me sentía mal, devastada y es una sensación que nunca se olvida ¿sabes? Este día y cada año para no variar, me siento igual.

Me cuesta trabajo. Y luego cuando escucho tu canción favorita, la que dice “las rejas no matan, pero si tu maldito querer” que cantaba Javier Solís, ah que difícil… me conformo con recordar lo feliz que eras cuando la cantabas.

Se ha transformado tanto todo, que ahora Estados Unidos tiene un presidente afroamericano y muchas personas son amigos por medio de una computadora, ¿cómo ves? Ahora las amistades se dan más por esa vía que personalmente. Pancho, si estuvieras aquí me dirías, “eso no se daba antes en mis tiempos, ahora son puras fregaderas”. Llegarías del trabajo, cenarías y luego me platicarías de lo que harías si fueras presidente o director técnico de la selección, y después me pedirías que te diera un masaje en los pies porque tu trabajo te dejó cansado. Yo te contestaría que la escuela también me dejó igual. Me sobornarías con un peso y luego realizaría tu petición.

Pancho: aproximadamente en 11 millones de familias mexicanas la figura paterna está ausente,  ¿porqué hiciste que formara parte de esa estadística? Han pasado varios años y parece que fue ayer… Feliz día del padre, aunque no estés aquí.