Martes, 26 de Noviembre 2024
México | AYER DECÍAMOS... POR CARLOS ENRIGUE

“Semana Santa”

La Semana Mayor como antes se le decía, como es natural, ha cambiado

Por: EL INFORMADOR

La Semana Mayor como antes se le decía, como es natural, ha cambiado; antes durante ésta, las estaciones de radio sólo pasaban música clásica, lo que era muy agradable para quienes nos gustaba, siempre había gente que salía de vacaciones, pero eran muchos menos, la ciudad solamente cambiaba su ritmo.

A mí me gustaban aquéllas en que desde la Cuaresma se cubrían las imágenes de los templos con unas telas moradas, y en lugar de campanas se usaban unas matracas, los grandes predicadores encendían el fervor de los creyentes, por cierto que hace mucho que no escucho alguno con aquella calidad.

Los padres jesuitas hacían unos maravillosos ejercicios, que desde luego ya han cambiado, pero en aquéllos llegué a pensar que para efectos de escenografía calentaban el piso para hablar de los novísimos: muerte, juicio, infierno y gloria; de ellos salíamos los oyentes sintiendo muy cerca los fuegos del infierno, eso desde luego, antes de que se produjera la ekpirosis en la Iglesia.

Pero no en todos los sitios eran iguales las ceremonias, aunque yo creo que al Señor le gustaban igual unas y otras. Mi abuelo tenía un rancho en la Costa de Nayarit, en que la “iglesia” era una palapa que siempre creí que cuando iba a ir mi abuelita al rancho la reconstruían para ese sólo efecto, desde luego no había cura que la atendiera.

En los Días Santos un devoto vecino del poblado rezaba un singular Viacrucis en el que participaba la población del lugar, oración de la que recuerdo sólo una parte que más o menos decía así:
Ya lo meten ya lo sacan / ya lo vuelven a meter / ya le estiran su greñero / y están dale que dale / en su pobre costillar. Esto en referencia a que lo llevaron a las casas de Anás y Caifás. Y el pueblo contestaba: Pobre de Él, tan macho y tan guantador.

Rezaban un Padre Nuestro, que hasta donde me acuerdo se rezaba en latín, y después con base al juicio de Poncio Pilato proseguían:
Ya lo suben, ya lo bajan / ya lo vuelven a subir / ya le estiran su greñero / y están dale que dale / en su pobre costillar. Y el pueblo volvía a contestar: Pobre de Él, tan macho y tan guantador.

Otra representación que me tocó conocer, ésta sucedida en Los Altos de Jalisco; en ella se representaba el prendimiento de Jesús en el Huerto de los Olivos, donde oraba, llegó la turba de soldados y de exaltados ciudadanos quienes iban  acompañados de Judas Iscariote a prender al Señor, el que estaba con sus discípulos.

El soldado que mandaba al pelotón dijo con gran firmeza: “Buscamos a Jesús de Lanzaret, venimos de la Jodea y yo creo que aquí seguimos”.

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