Martes, 26 de Noviembre 2024
México | HISTORIAS DE REPORTERO POR CARLOS LORET DE MOLA A.

Secuestraron mi Twitter

El viernes por la tarde intenté ingresar de nuevo a Twitter y ya no fue posible por ningún medio. Traté con celulares y computadoras ajenas. Tampoco

Por: EL INFORMADOR

Carlos Loret de Mola A.  /

Carlos Loret de Mola A. /

Una noche de la semana pasada, me despertó la vibración del celular. A oscuras vi que era un mensaje directo de Twitter (aquel que sólo pueden enviar las personas a quien uno autorice): un individuo que me resultó totalmente desconocido escribió que tener 600 mil seguidores era demasiado como para perderlos. No pelé.

Los siguientes días no pude abrir la cuenta desde la laptop, pero sí en la Blackberry, así que deduje que algún mal funcionamiento traía mi computadora. Pero no. Un hacker había entrado a mi cuenta y cambiado mi contraseña de seguridad. Si el móvil seguía sirviendo era porque nunca había cerrado la sesión.

El viernes por la tarde intenté ingresar de nuevo a Twitter y ya no fue posible por ningún medio. Traté con celulares y computadoras ajenas. Tampoco. Muy a la mexicana, abrazado por el fin de semana, me receté el clásico “el lunes lo resuelvo”.

El domingo a mediodía me alertaron que alguien estaba mandando mensajes públicos y privados a mi nombre. Intenté entrar y el hacker había cambiado la combinación, así que no pude más que leer atentamente lo que el nuevo “Carlos Loret” comentaba sobre las noticias que le parecían interesantes (prácticamente, puras del show business: el nuevo Loret resultó bastante más chafón que el original).

Lo atractivo apareció en la tarde, cuando el pirata cibernético transitó hacia la posición de secuestrador. Entró en contacto con una colaboradora de este reportero para liberar la cuenta a cambio de un rescate: quería que le pasara seguidores (como si eso se pudiera hacer con un teclazo).

Ya francamente divertido y en busca de la nota más que de la recuperación de la cuenta, el reportero se puso digno y aplicó la postura oficial de la Casa Blanca: “Nosotros no negociamos con terroristas” (secuestradores de Twitter, en este caso, para bajarle “tres rayitas”).

El plagiario contraatacó de la manera más salvaje de la que fue capaz: empezó a usar mi cuenta para insultar gente, amigos míos algunos de ellos, divulgó confesiones de “mi” vida privada y me dejó con cero seguidores (el término “seguidores” me resulta sobradísimo, pero así se llama oficialmente a la gente que solicita que lo que uno escriba aparezca de inmediato en su pantalla).

¿Cómo lo hizo? Entró a mi cuenta, cambió mi nombre, fotografía y correo electrónico (lo que imposibilitaba obtener mi contraseña), se agenció a mis seguidores bajo otra denominación (la misma desde la que me había dicho en la semana que tener 600 mil era como para no perderlos), creó una cuenta @carlosloret en ceros para la diatriba y ya en el límite de su creatividad, el cibersecuestrador inventó una tercera cuenta @carlosloret desde la que ya no suplantaba al Loret villano sino al Loret víctima: pedía ayudar —con un mensaje de una cursilería de libro de autoayuda de caja de Vips— para recuperar los seguidores. Todo, “pidata”.

Ya lunes por la mañana, la compañía Twitter internacional y su división para América Latina, con sede en San Francisco, California, entraron en contacto con este reportero, bloquearon la cuenta del impostor y este martes puedo anunciar oficialmente que tengo de vuelta, bajo el mismo nombre y público, esta útil herramienta de la tecnología.

Saciamorbos

¡Por supuesto que continuará!...

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