Rivera exige marco legal para libertad de culto

CIUDAD DE MÉXICO (16/MAY2011).- Las irrupciones violentas ocurridas en la Catedral Metropolitana son hechos vergonzosos, ilustrativos de que en México no existe una verdadera libertad religiosa ni de culto, afirmó el cardenal Norberto Rivera.

El arzobispo primado de México pidió por ello a los legisladores promover un marco legal “que permita a todos los mexicanos gozar de una verdadera libertad religiosa”, que acabe con la intolerancia y el desprecio a las personas de fe.

Tal como anunció desde principios de año, cuando la Iglesia Católica advirtió que en cada oportunidad denunciaría la falta de libertad religiosa en México, el cardenal aprovechó la solidaridad de las iglesias cristianas por la última irrupción ocurrida el 24 de abril.

A raíz de aquellos hechos las iglesias cristianas hicieron público un documento condenando aquellos hechos y solidarizándose con la Iglesia Católica, sus representantes y sus fieles.

Ahora, en agradecimiento a ese gesto, el cardenal Rivera Carrera respondió con un comunicado dirigido a las iglesias cristianas, en el que no se limita al agradecimiento sino que insiste en la denuncia.

En su respuesta a las iglesias cristianas, denunció que las más de 20 profanaciones ocurridas en la Catedral, en su mayoría relacionadas con un partido político, evidencian una completa e inaceptable falta de respeto a lo sagrado. “Estos lamentables acontecimientos han puesto de manifiesto que nuestro país carece no sólo de una verdadera libertad religiosa sino también de una elemental libertad de culto”.

Por esta razón, expresó su respaldo a la iniciativa de todas las iglesia cristianas a permanecer unidas y entender esos hechos como una ofensa propia, acto de intolerancia o manifestación contra la fe, o como la profanación de los recintos santos.

Asimismo, retomó el señalamiento del conjunto de las iglesias cristianas quienes expusieron que el Estado está obligado a procurar el bienestar de su gobernados, y no sólo desde el punto de vista de sus necesidades materiales, sino también espirituales.