Revolucionarios y migrantes

A propósito de su centenario, ¿quién dice que en México no han ocurrido cambios desde la Revolución Mexicana? Hace un siglo los vagones del ferrocarril eran utilizados por revolucionarios mexicanos para trasladarse, dentro o en el techo, de una ciudad a otra; ahora los usan miles de migrantes que buscan atravesar el país y llegar a Estados Unidos.

Lo que continúa desde 1910, pero con mayor magnitud, es la pobreza: tan pobres eran las tropas revolucionarias campesinas como quienes viajan desde Centroamérica o de regiones marginadas mexicanas, con apenas una mochila y unas cuantas pertenencias.

Si los ejércitos revolucionarios que apoyaron a Emiliano Zapata o a Francisco Villa eran descalificados por la prensa porfirista que los etiquetaba de ilegales, lo mismo les sucede a los migrantes con algunos medios informativos y analistas que los tratan como delincuentes, cuando en realidad ejercen su derecho a desplazarse. Si algunos han cometido delitos, por unos cuantos que llegan a delinquir es infame generalizar.

Si las masacres de combatientes e inocentes fueron el pan de cada día en la gesta revolucionaria, un siglo después éstas continúan, pero ahora entre los blancos no sólo se hallan los propios narcotraficantes, policías, militares y familias, o inocentes jóvenes y niños mexicanos, sino también los migrantes: el 24 de agosto pasado, en el rancho San Fernando, en Tamaulipas, fueron asesinados cobardemente 72 hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, ecuatorianos y brasileños, entre ellos mujeres y menores de edad.

Como bien señala el Tribunal Internacional de Conciencia de los Pueblos en Movimiento, que se reunió los pasados 4, 6 y 9 de noviembre en la Ciudad de México y en Guadalajara, en el que están involucradas arriba de 500 organizaciones e individuos adherentes de más de 60 países, la masacre tamaulipeca de migrantes es el peor crimen colectivo de esta naturaleza en la historia mexicana desde Acteal, Chiapas, donde fueron asesinados 45 indígenas.

Se alega que los asesinos de los migrantes no eran autoridades estatales, sino narco paramilitares autollamados zetas, omitiéndose que la región de Tamaulipas es una de las más militarizadas en el país. Esto hace evidente la participación del Estado mexicano por negligencia, co-responsabilidad o acción, entre otras dimensiones, acusa el Tribunal Internacional.

El régimen porfirista cometió numerosos asesinatos y fue condenado por la historia. El actual Estado mexicano, personificado en el gobierno por el régimen panista neoliberal, también fue condenado, por ahora sólo por el Tribunal Internacional a raíz de la masacre de los 72 migrantes: por crímenes de lesa Humanidad, genocidio, de Estado y de guerra.

¿En 1910 empezó una revolución en México? Los pobres y migrantes de 2010 no se han enterado.