Martes, 26 de Noviembre 2024
México | HISTORIAS DE REPORTERO POR CARLOS LORET DE MOLA A.

Resucitó Juan Camilo

El Presidente, en medio de la sucesión desatada, se regaló de Reyes la centralización del poder de Gobernación, Energía y Comunicaciones

Por: EL INFORMADOR

Carlos Loret de Mola A.  /

Carlos Loret de Mola A. /

Concentrado en sus tareas de jefe de su partido, el Presidente Calderón nombró el viernes a un nuevo secretario de Gobernación... de facto. Anunció sus funciones públicamente y con ello terminó de desdibujar a Francisco Blake, quien de manera formal ocupa esa cartera.

Al revelar que su nuevo secretario particular es Roberto Gil, le asignó responsabilizarse “de la relación del titular del Ejecutivo federal, con los otros Poderes de la Unión, con las soberanías estatales, y desde luego, con los ciudadanos”.

Ésas —negociar con diputados, senadores, gobernadores, ministros y distintos liderazgos ciudadanos— son funciones tradicionales del secretario de Gobernación. A partir del viernes fueron absorbidas por Los Pinos y depositadas en el escritorio de quien en año y medio ha sido diputado federal, subsecretario de Gobernación, aspirante a la dirigencia nacional del PAN y secretario particular del Presidente de México.

Curioso: cuando se fue Fernando Gómez Mont de Bucareli se habló de Gil para relevarlo. No fue secretario de Gobernación entonces. Lo será ahora, por otra vía, y podrá convertirse en el operador que tanto extraña Calderón desde que durante su primer año de mandato le funcionó tanto el fallecido Juan Camilo Mouriño, empleando algunas de las mismas herramientas: es joven, ambicioso, le tiene confianza su jefe, estará lejos del reflector mediático y abrazado por la sombra de la casa presidencial.

Llevar Gobernación a Los Pinos no fue la única. Calderón, el mismo viernes, atrajo otras dos áreas clave para operar las elecciones de este 2011 (marcadamente, la del Estado de México) y la sucesión de 2012:

José Antonio Meade y Dionisio Pérez Jácome son dos jóvenes funcionarios públicos de carrera, de formación técnica más que política, que empezaron a cobrar relevancia en el sexenio de Ernesto Zedillo y se siguieron con Fox y Calderón (por tanto probados en gobiernos del PRI y el PAN), cuya lealtad e institucionalidad hacia Los Pinos están fuera de duda. No son presidenciables y en consecuencia sabrán acatar las instrucciones del Primer Mandatario y no jugar políticamente con ellas para obtener beneficios políticos propios.

Meade, como nuevo secretario de Energía, regirá sobre dos dependencias a las que se puede sacar una enorme rentabilidad en tiempos de campañas: Pemex y CFE. Pérez Jácome —mucho más un negociador que un duro, como se definía a su antecesor— intentará reparar el estado de desastre en que dejó Juan Molinar Horcasitas la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, desde donde Calderón puede ejercer presión política a favor del PAN sobre medios de comunicación e industriales de la construcción, con las concesiones y contratos que dependen de SCT.

El Presidente, en medio de la sucesión desatada, se regaló de Reyes la centralización del poder de Gobernación, Energía y Comunicaciones. Listos tres cañones para cuando el jefe decida usarlos.

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