Respetaremos derechos de Caro Quintero: Aristóteles

GUADALAJARA, JALISCO (09/AGO/2013).- Para el gobernador Aristóteles Sandoval, la postura de su administración debe ser la siguiente: después de que el Primer Tribunal Colegiado de Guadalajara ordenó la liberación de Rafael Caro Quintero --encarcelado hace casi 30 años por homicidio y narcotráfico-- debido a una falla en el proceso, la Entidad está obligada a respetar sus derechos.
 
"Sí (se respetarán sus garantías), por supuesto, nosotros estaremos atentos a mantener y conservar el orden; por supuesto, si hay una resolución que a través de un tribunal del orden federal emite ya un fallo, nosotros actuamos como autoridad conservando los derechos de todas las personas".
 
A pregunta expresa sobre si se espera alguna reconfiguración en los cárteles en el Estado tras la liberación de Caro Quintero, Sandoval Díaz afirmó que no tiene conocimiento, pero que se mantendrán atentos sobre cualquier información que surja y se le dará seguimiento. En este momento, agregó, su administración desconoce si existe una orden de extradición a Estados Unidos para Rafael Caro Quintero.
 
"Estaremos atentos, por supuesto vigilantes; este fue un momento histórico que se vivió en el crimen organizado, repito, hoy se purga una pena, hoy se procesa, hoy la justicia federal decide otorgar esta libertad y nosotros estaremos actuando de acuerdo a nuestras facultades y atribuciones manteniendo la calma, el orden, la vigilancia y con mucha información atendiendo cualquier situación relevante".
 
Caro Quintero fue el fundador, junto con Miguel Ángel Félix Gallardo, del Cártel de Guadalajara; el poder que tuvo lo llevó a que lo "bautizaran" como el "Narco de narcos".
 
Su detención tuvo lugar el cuatro de abril de 1985, dos meses después de que fuera secuestrado Enrique Camarena Salazar, agente de la DEA, quien fue encontrado muerto en marzo de ese mismo año en un rancho ubicado en Michoacán.
 
La aprehensión fue realizada por la Policía de Costa Rica y posteriormente fue extraditado a México.

EL INFORMADOR / ROBERTO MEDINA