Viernes, 29 de Noviembre 2024
México | CLAVE POR LUIS ERNESTO SALOMÓN

Regreso a San Gabriel

Al llegar a Tapalpa les cuentan de homicidios y en san Gabriel de la violencia que ha invadido la región

Por: EL INFORMADOR

Luis Ernesto Salomón.  /

Luis Ernesto Salomón. /

Un paisano regresa a México en fin de año. Comienza con la ilusión de volver a ver a los hermanos y sobrinos; y por supuesto a la madre que siempre le espera con su rostro de angustia y esperanza. Emprende las compras de juguetes, los encargos de las chamarras para los compadres y hasta una computadora. Con los ahorros, repara la camioneta pick up negra modelos 2005, con vivos rojos.

Hará el viaje con su compadre, recorrerán el trayecto desde Oregon hasta San Gabriel. Al amanecer de un viernes parten en la camioneta llena de regalos en la caja, que ahora tiene una moderna tapa plástica cerrada. Pasan por San Francisco y en Sacramento se detienen en la Taquería Arandas, ahí, comen y recogen dinero que envían sus primos. Al atardecer llegan a San Diego y deciden dormir en el Hotel 8, a la orilla de la carretera. Saben que no hay que llegar de noche a Tijuana. A la mañana siguiente, cruzan la frontera. “Bienvenidos a México” dice la pancarta al lado de la aduana, ahí les toca el semáforo en verde y pasan con alivio. Vuelven a percibir el viejo olor de México, una combinación de maíz, humedad y humo.

Se ponen de acuerdo en los turnos para conducir, revisan la camioneta en estación de gasolina, los dólares se reciben a diez pesos, le dice el encargado. A las diez y media emprenden camino hacia La Rumorosa. La pobreza de la gente que ven les duele fraternalmente. Llegan a Sonoyta, viejo punto de revisión, en donde les dicen: son quinientos verdes para pasar. ¿Qué? Responden. -pues no ven todo lo que traen. – O si no ya saben hay que bajar todo y esperar a que venga el comandante. Se fueron los primeros dólares. Para la noche llegan a Hermosillo. Manejando el más joven por la noche los detiene una patrulla de la policía federal: pierden treinta minutos y doscientos dólares. A las cuatro de la mañana los detiene una camioneta blanca en el tramo entre Navojoa y Mochis: ¿muchachos que hacen por aquí? Se miran perplejos los tres. Pues nada, vamos a Jalisco. Pues les aconsejo que no manejen de noche y que ahora mismo se regresen a dormir. Se convencieron muy rápido cuando vieron a los cuatro hombres armados dentro de la Suburban.

De regreso en Navojoa, el despachador de gasolina les dijo: tuvieron suerte. Al día siguiente pasaron frente al desengaño, un retén, 300 dólares y más adrenalina en las venas. Ya en Sinaloa se sorprenden de ver el progreso de Culiacán como de la miseria de los pueblos al sur de Mazatlán. En Nayarit, el exceso de velocidad los vuelve a hacer presa de la policía, otra media hora y otros 100 dólares. Cuando menos baja la cuota, espeta el conductor enfadado.

Al llegar a Tapalpa les cuentan de homicidios y en san Gabriel de la violencia que ha invadido la región. Parece que ahora desde Tijuana a San Gabriel hay que pagar por vivir, remata al ver a su madre sonreír al pie de su vieja casa blanca de siempre.

Este es, claro un cuento imaginario de noviembre de 2010.

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