¿Quién detiene a Hacienda?

La República, en materia de gasto público, se ha adentrado estos días por un camino azaroso y trompicado. El recorte presupuestal anunciado por el Gobierno federal, de acuerdo con la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, no deberá ir más allá de tres por ciento. Pero, ¿quién supervisará que Hacienda cumpla, y no tasajee a estados y municipios con la discrecionalidad que acostumbra?
Ayer, en San Lázaro y Xicoténcatl, hubo diputados y senadores que se hicieron la pregunta. Evidentemente, es esencialmente la Cámara de Diputados la que tiene que realizar ese ejercicio de fiscalización política y presupuestaria, pero ¿cómo cumplir con tal función de control político si la Cámara que se va (la de la LX Legislatura) no termina de irse, y la que llega (la de la LXI) será como un tigre recién nacido, sin dientes?
Cada que inicia una legislatura, la Cámara de Diputados suele tomarse todo el mes de septiembre para la conformación e instalación de las comisiones ordinarias legislativas. Y rigurosamente necesita de las comisiones para realizar su trabajo de supervisión y seguimiento de los ejercicios del poder público. Máxime, en el tema presupuestario.

El Ejecutivo federal, en voz del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, anunció apenas en Xicoténcatl que la baja recaudación fiscal --derivada de la crisis económica y financiera que asuela al país como el estiaje brutal de este año-- obliga a hacer un fenomenal recorte. Y su dicho fue secundado un día después (este jueves reciente, allí mismo) por el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, quien afirmaba que no ejercerá un gran volumen del presupuesto que había sido destinado para infraestructura pública, como carreteras y caminos.
Las declaraciones de los dos hombres del Presidente causaron furor en todo el país. Gobernadores y presidentes municipales se han quejado de que Hacienda, mucho antes de su anuncio, ha retenido discrecionalmente dinero a raudales del gasto público. Y han supuesto que el recorte ha ido más allá de lo permitido por la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, que obliga a la Secretaría de Hacienda a pedir autorización de la Cámara de Diputados cuando el recorte de marras rebase tres por ciento.

Hay un problema para quienes ahora suponen que Hacienda se tijereteará el gasto público a su gusto. La Cámara de Diputados, en estos días, inmersa está en la conformación de mandos de los grupos parlamentarios de la nueva Legislatura.

El presidente del Partido Acción Nacional, César Nava, apenas ayer dio a conocer quién será el coordinador de la bancada panista en San Lázaro (la diputada Josefina Vázquez Mota); el PRD, un día antes, hizo lo propio con Alejandro Encinas; igual el PT. Y falta todavía que lo haga el Partido Revolucionario Institucional, cuyo coordinador de grupo parlamentario estará conociéndose allá por el día 24 ó 25, según declaraba este viernes desde Toluca la presidenta Beatriz Paredes Rangel.

Y para que la Cámara de la LX Legislatura --que lo será hasta el 31 de agosto-- pudiera llamar a cuentas a la Secretaría de Hacienda, en esto del recorte del que todo mundo se queja ya, tendría que reunirse en un periodo extraordinario de sesiones. No lo hará, porque nunca le interesó realmente ponerle un “estate quieto” a Carstens. Por octubre, podría San Lázaro hacer algo; aunque, falta que vayan a querer.