Sábado, 23 de Noviembre 2024
México | CITA EN LA CIUDAD POR ALFREDO HIDALGO RASMUSSEN

¿Qué esperamos?

Desde el conocimiento colectivo, hoy sabemos más que antes, que debemos cambiar nuestros hábitos en el uso excesivo del auto

Por: EL INFORMADOR

Alfredo Hidalgo Rasmussen.  /

Alfredo Hidalgo Rasmussen. /

Hace un poco más de 10 días, el 27 de febrero se cumplió un año del impactante terremoto que azotó a Chile. En una espléndida descripción poética sobre lo sucedido, mi padre concluía: “La incomunicación angustiante en ese día, / nos mostró nuestra pequeñez / ante la inmensidad de la fuerza de la Madre Tierra... /Si nos deja una lección... / Creo será que: deberemos reaprender a amarla /y a respetarla mucho más…”

Apenas la noche anterior al sismo de Japón, reflexionaba con amigos sobre los grandes problemas de la ciudad más allá de la movilidad, coincidíamos en que al margen del incipiente camino avanzado, la ciudad demanda atención en otros temas que deberían estar también en la agenda. Si bien pareciera que hay un compromiso para atender la movilidad como aspecto prioritario, lo cierto es que a la hora de los hechos los resultados son ínfimos, basta ver el presupuesto acordado del fondo metropolitano donde la movilidad no motorizada brilla por su ausencia, hasta hoy lo único metropolitano para efecto de asignar recursos es la infraestructura para el automóvil.  

Reflexionando, coincidíamos en la idea de fortalecer nuestra cultura urbana, es decir, nuestra condición de ser ciudadanos corresponsables y solidarios. Desde el conocimiento colectivo, hoy sabemos más que antes, que debemos cambiar nuestros hábitos en el uso excesivo del auto, pero no tenemos un sistema de transporte público adecuado; sabemos que perdemos calidad de vida, pero no hemos acordado que ciudad queremos tener y como lograrlo. Sabemos que no deberíamos seguir extendiendo la mancha urbana, pero no  conocemos el proyecto que permitirá tener una oferta diversa en las áreas centrales.

Hoy sabemos que la ciudad esta más contaminada que antes, pero no tenemos idea sobre la cantidad de tóxicos depositados en lo que comemos; sabemos de las tandeos de agua, pero no estamos conciente de que se nos está acabando, sabemos que hemos perdido arroyos, pero no estamos saneando las cuencas. Guadalajara no está en una zona sísmica de las características de Japón o Chile, pero también podremos tener catástrofes naturales provocadas por nosotros mismos.

La irresponsabilidad nos puede poner frente a escenarios inimaginables; para esas catástrofes no hay solidaridad internacional, ni Madre Tierra a quien echarle la culpa.

Aparecer diciendo que nunca nos pusimos de acuerdo para planear el desarrollo sustentable de nuestra ciudad o que no fuimos capaces de actuar adecuadamente sobre el medio ambiente, no nos ayudará cuando no tengamos agua, cuando nuestras pocas áreas verdes perezcan sepultadas bajo las calles de concreto y los desarrollos inmobiliarios; cuando todos los cultivos estén contaminados y el famoso buen clima de nuestra ciudad, eleve aún más su temperatura con inviernos peores que los veranos de antes.

¿Tendremos que esperar a entonces para decir que nuestra ciudad está realmente enojada y que tenemos que aprender a amarla y respetarla otra vez”?

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