Priistas venderían hasta Palacio Nacional: López Obrador

GUADALAJARA, JALISCO (14/MAY/2011).- Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, y Alejandro Encinas, candidato al Gobierno del Estado de México, escuchan atentos. Ambos miran con respeto a Andrés Manuel López Obrador; los colores rojo, naranja y amarillo dominan el lienzo donde están pintados, y que sostienen algunos de los ocho mil asistentes que los organizadores estimaron.

Globos, gorras, banderas; niños, jóvenes y ancianos. Todos gritan y cantan en la Plaza de Armas, ésa que hasta hace poco recibió a otros cientos de personas marchando por la paz.

Pero ayer el motivo fue Andrés Manuel López Obrador. El ex candidato y aspirante presidencial rumbo a 2012 saludó, se tomó la foto y habló. Cuarenta minutos en los que la gente escuchó y recordó el día de las madres cada vez que el nombre de algún funcionario salía de la boca de su dirigente.

Cual predicador con sus fieles, López Obrador fue claro: el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) es sólo comparable con el retorno de Antonio López de Santa Anna; en otras palabras, el tricolor “vendería hasta el Palacio Nacional”.

Ahora López Obrador escucha. La gente apoya lo dicho levantando sus mantas y lanzando consignas, todas dirigidas hacia el político y sus acompañantes, entre los que está, sonriente, Gerardo Fernández Noroña, diputado del Partido del Trabajo (PT) y aspirante al Gobierno del Distrito Federal. Atrás, una manta con el nombre que impulsa el “lopezobradorismo”: Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Y es que su movimiento es el único que puede salvar a México, repite como una letanía Andrés Manuel; sólo ellos pueden levantar a la industria energética, dar educación gratuita, acabar con la corrupción, enterrar a la oligarquía, terminar con los contratos internacionales y con todo lo que él y su movimiento han rechazado, por lo menos, desde 2006.

¿Jalisco es un Estado conservador? Para nada. Andrés Manuel López Obrador destaca a la Entidad como “progresista y admirable”. Tal es su ánimo, que 40 minutos después de iniciar su discurso, lo cierra con un grito celebrado y secundado por miles: “¡Que viva el pueblo de Jalisco!”