Sábado, 23 de Noviembre 2024
México | Por Raymundo Riva Palacio

Portaretrato

Cita con el destino

Por: EL INFORMADOR

Marisela Morales es una mujer que cree religiosamente en su destino. En la punta de la boca siempre trae una frase que repite como si fuera la descripción de su vida: “Cuando te toca, aunque te quites; cuando no te toca, aunque te pongas”. ¿O no es así?, afirma como si fuera pregunta, con candor y resignación. Pero en el caso de esta mujer, no hay mejor frase que se le aplique.

Morales empezó su larga carrera en la procuración y administración de justicia como ministerio público en la Delegación de Coyoacán, en los 80, cuando tuvo su primera cita con el destino. El entonces Departamento del Distrito Federal, tras una huelga con el sindicato de Ruta 100, que operó el transporte público en la capital hasta 1995, descubrió que sus líderes habían escatimado nueve millones de pesos de sus trabajadores, y les fincó responsabilidades. Morales fue escogida junto con otros 25 ministerios públicos capitalinos para que llevaran todo el proceso judicial en contra de ellos, terminando los 11 principales dirigentes en la cárcel.

De acuerdo con la costumbre en el sistema de antaño, Morales saltó del ámbito local al federal, y aterrizó en su primer trabajo en la PGR. Recién llegada la PGR detuvo al general Jesús Gutiérrez Rebollo, zar de las drogas, acusado de narcotráfico. En la búsqueda de un equipo que lo interrogara en 1997, sus jefes recomendaron a Morales por su experiencia como ministerio público en el Distrito Federal, y pese a sus reticencias para involucrarse en un caso que estaba directamente ligado a Amado Carrillo, el jefe del cártel de Juárez, trabajó intensamente en él.

Morales nunca faltó a ninguna audiencia para interrogar al general, que fue sentenciado a 31 años de cárcel, y su participación en los interrogatorios llegó a molestar abiertamente al general. Por las mismas razones llamó la atención de otros. Uno de ellos fue el procurador militar, Rafael Macedo de la Concha, quien cuando fue nombrado procurador general en el gobierno de Vicente Fox, la llamó  para colaborar con él.

Como ministerio público federal le encargaron otro asunto controvertido: investigar si en efecto, Raúl Salinas, que se encontraba en la cárcel acusado por el asesinado de José Francisco Ruiz Massieu, había recibido dinero de la partida secreta de la Presidencia de la República. Morales cruzó la información y encontró que una suma de esa partida había terminado en cuentas bancarias de la entonces esposa del hermano del ex Presidente. “Ha hecho un buen trabajo”, le dijo uno de los abogados de Salinas, “nos va a costar trabajo ganarle”. Finalmente lo lograron, en la última instancia judicial.

Con Macedo de la Concha fue instrumento legal importante en el caso del predio de “El Encino”, donde el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, había iniciado la construcción de un camino para un hospital en el poniente de la Ciudad de México.

Los dueños se inconformaron y Morales realizó todo el trabajo jurídico que concluyó que López Obrador había causado “grave prejuicio” a los dueños, violando la ley, a su juicio, que castigaba con cárcel.

El Gobierno de Fox se metió en todo el proceso del desafuero de López Obrador para que pudiera enfrentar la justicia, que avaló la Cámara de Diputados. Fox decidió no aplicar la ley y desistir de la acusación, que habría llevado al ex jefe de Gobierno capitalino efímeramente a prisión, pues alcanzaba fianza. Morales ha insistido que ella no politizó la justicia, y que en efecto López Obrador cometió un delito. Razones políticas en Los Pinos, tan fuertes como la andanada previa en contra del perredista, motivaron que Fox reculara.

Macedo de la Concha salió de la PGR, y meses después, para rescatar su matrimonio, buscar un segundo hijo, y terminar su maestría en Ciencias Penales, Morales renunció a la PGR. Cuando se enteró que se iba, una persona a quien había conocido en Los Pinos cuando explicaba el caso de “El Encino”, le habló para que fuera a trabajar con él. Era Eduardo Medina Mora, director del CISEN. Morales declinó pero le dijo que si cuando ella regresara al servicio público había una oportunidad, iría a trabajar con él.

Eso sucedió cuando regresó al servicio público —con un hijo más, la maestría y el divorcio— y tocó la puerta de Medina Mora, a la sazón procurador general. Medina Mora la colocó en la Subprocuraduría Especializada en Delitos de la Delincuencia Organizada, y al mes le encargó con toda secrecía viajar a Washington para entrevistar a varios de los testigos claves de la llamada “Operación Limpieza”.

En la SIEDO Morales estaba arrumbada por el entonces responsable, Noé Ramírez Mandujano, encargada sólo de pornografía infantil y tráfico humano. Fue otro capricho del destino la que la llevó al mes de regresar a la PGR, armar el expediente contra su jefe. Al arrestarlo, Medina Mora la propuso como nueva jefa de la SIEDO y el Presidente Felipe Calderón, la nombró en el cargo.

Calderón no la conocía, y durante los tres últimos años la vio actuar, pelearse por reforzar las áreas que combaten la pornografía infantil y el tráfico de personas, y pedirle más recursos para la PGR, le fue tomando confianza. Cuando Medina Mora renunció hace poco más de un año, incluyó el nombre de Morales para la terna de candidatos, pero el Presidente se inclinó por Arturo Chávez. Al irse Chávez, Morales volvió a figurar en la terna, que se volvió duelo en la víspera y que finalmente, como dice, cuando le toca a uno, aunque no quiera, el destino se le volvió a imponer.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones