Por inseguridad, ciudadanos optaron por la transición en Guerrero y Michoacán

GUADALAJARA, JALISCO (16/JUN/2015).- Las elecciones del pasado 7 de junio provocaron transición en cinco estados de la República. La sorpresa mayúscula fue el triunfo de Jaime Rodríguez “El Bronco” en Nuevo León, quien llegó con la bandera de candidato independiente.

Pero quizá donde la gente castigó más a sus anteriores gobiernos por la crisis de seguridad que padecieron fue en Guerrero y Michoacán, entidades donde los gobernadores que ganaron en las urnas solicitaron licencia y dejaron las riendas en manos de un sustituto.

Guerrero es gobernado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), pero la población le dio la espalda en las elecciones del 7 de junio en gran medida por la violencia constante en la Entidad, que cobró notoriedad a nivel internacional con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en el municipio de Iguala, el 26 de septiembre del año pasado.

Este caso de desaparición forzada —la Comisión Nacional de los Derechos Humanos exhortó al Gobierno federal a que los catalogue así por la participación de policías municipales— obligó al gobernador Ángel Aguirre Rivero a solicitar licencia para “facilitar las investigaciones” y en su lugar fue nombrado el académico Rogelio Ortega, con poca experiencia política.

Sin embargo, con Ortega no terminaron los problemas. No sólo se ganó la desconfianza de los padres de los normalistas, sino también de la gente que le pedía mano dura contra los maestros, que lo mismo bloqueaban el aeropuerto de Acapulco o tomaban las dependencias gubernamentales sin tener consecuencias.

Además, en su gestión también hubo desaparecidos, esta vez en el municipio de Chilapa, donde al menos 16 personas fueron “levantadas” por el grupo criminal conocido como Los Ardillos.

Esos y otros factores hicieron que los guerrerenses optaran por un cambio el 7 de junio y se decantaran por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y su candidato Héctor Astudillo, quien ganó con más de 80 mil votos.

“Nosotros no vamos a descalificar el voto de la gente, si nos los dan a nosotros qué bueno, si se los dan otros, qué bueno", dijo resignado el líder nacional del PRD, Carlos Navarrete.

Pablo Ayala Enríquez, director de Ética Ciudadana y Sentido Humano en el Tecnológico de Monterrey, asegura que el triunfo del PRI es preocupante, pues la Entidad es reconocida por su preferencia perredista. “Probablemente la Federación funcionó como debía o la apatía a votar decidió el destino de ese Estado”.

Astudillo tiene claro qué le duele al Estado, y prometió devolverle la paz a Guerrero.  “Quiero que la gente pierda el miedo. Tenemos la oportunidad de independizarnos de un mal Gobierno que sólo nos ha dado violencia, corrupción e impunidad”.

EL DECLIVE DE FAUSTO VALLEJO

Las autodefensas y el comisionado

En Michoacán la gente decidió darle su voto de confianza al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 2011 y le dieron el triunfo a Fausto Vallejo, quien quizá tuvo la gubernatura más accidentada en la historia del Estado.

Además de su estado de salud, que le llevó a solicitar licencia en dos ocasiones y que le significó someterse a un trasplante de hígado. A Vallejo se le fue el Estado de las manos con el surgimiento de las autodefensas, tanto así que el Gobierno federal decidió nombrarle un comisionado para la Seguridad.

La gente decidió armarse y enfrentar al cártel de los Caballeros Templarios por su cuenta ante la incapacidad de las autoridades, lo que se tradujo en cientos de asesinatos.

El Presidente Enrique Peña Nieto intervino para designar a Alfredo Castillo, hombre de todas sus confianzas, como comisionado de Seguridad. Éste a su vez nombró a un nuevo secretario de Seguridad Pública Estatal y a un procurador, que renunciaron la semana pasada.

Fausto Vallejo tuvo que salir en varias ocasiones a aclarar que el gobernador era él y no los enviados de Peña Nieto, pero a nivel nacional los analistas decían y opinaban lo contrario.

Con las nuevas cabezas de seguridad en el Estado y con el apoyo de las autodefensas, el Gobierno estatal fue por los líderes templarios. En un operativo llevado a cabo el 9 de marzo de 2014 las fuerzas federales abatieron a Nazario Moreno, “El Chayo”, en la sierra de Tumbiscatío.

Tres semana después la Marina abatió a Enrique “Kike” Plancarte en Querétaro y casi un año más tarde (febrero de este año) capturaron vivo a Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, quien al verse perseguido comenzó a filtrar videos de sus encuentros con presidentes municipales y con el propio Rodrigo Vallejo, hijo del gobernador de la Entidad. Era un hecho, el capo se había “metido” hasta la cocina del Gobierno estatal, lo que fue aprovechado por los opositores en las campañas.

Uno de los que más denunció el nivel de infiltración del crimen organizado en la Entidad fue el ex presidente Felipe Calderón, quien intentó así ayudar a su hermana Luisa María a ganar la gubernatura.

Pero el 7 de junio los michoacanos no optaron por el Partido Acción Nacional (PAN), sino por el PRD y su candidato, Silvano Aureoles Conejo, quien obtuvo 147 mil votos más que el priista José Orihuela Bárcenas.

“En materia de seguridad, Michoacán necesita calma, necesita paz, estabilidad para poder crecer y eso pasa por el entendimiento entre todos los actores políticos”, afirmó Aureoles al declararse ganador.

El académico del Tecnológico Pablo Ayala Enríquez, consideró “predecible” el triunfo del sol azteca en Michoacán, y dijo que el reto para los futuros gobernadores será combatir la crisis del estado de derecho, la impunidad y la educación.