Permítame disentir, señor Presidente

Aunque para el Presidente Felipe Calderón “la economía de México pasa por un gran momento”, existen por lo menos 100 millones de mexicanos que no podemos compartir su realidad, ni la que se vivió en 2010 y él considera como ejemplar, no obstante que cada día se nos informa de nuevos aumentos en los costos de la canasta básica y en los líquidos vitales como son el agua y la gasolina, elementos fundamentales en la cotidianidad de los seres humanos, razón por la cual no podemos menos que disentir con el Ejecutivo federal.

No sé quiénes serán sus asesores en la materia, mismos que hace tiempo lo llevaron a declarar que en su sexenio México llegaría a ser la quinta economía en el mundo —además, por supuesto de su secretario de Hacienda que considera que con seis mil pesos mensuales una familia puede vivir de lo mejor, siempre y cuando no sea la suya, ni la de sus amigos, ni mucho menos la de sus seres queridos—; ni si son los mismos que le escribían los discursos a Vicente Fox, quien cada día nos describía una nueva foxilandia, aunque ahora reconozca que lo que decía no estaba del todo apegado a la realidad.

Y en realidad ignoro también qué dirán los economistas de carrera, pero lo que son “las economistas de casa” y los jefes de familia promedio, definitivamente no podemos estar de acuerdo con el optimismo que embarga al Presidente Calderón, quien por una parte asegura —ante los banqueros de Banamex, empresa en manos de extranjeros, como 99.9% de los bancos en el país— que durante los momentos más difíciles de esta crisis los niveles de morosidad y cartera vencida fueron considerablemente menores a los niveles alcanzados en crisis previas que se han sufrido, “y vaya que las hemos sufrido”, mientras que por otro lado hace alarde de que ello se debe a tener “la casa en orden” y al “gran empeño de las y los empresarios”…???

¿Acaso se estará refiriendo a los mismos que les solicitó hace un par de años en su tradicional asamblea anual que celebran en las soleadas playas de Cancún, que bajaran las tasas de interés, porque de lo contrario pondrían en un callejón sin salida a los usuarios de tarjetas de crédito? ¿O tal vez se refería a las y los empresarios a los cuales prácticamente les rogó hace un año que por favor pagaran sus impuestos para que el erario pudiera tener mayores recursos? —son preguntas—.

Al menos se curó en salud al afirmar que “a reserva de que me llamen optimista, la economía está bastante bien, pues 2010 fue un año en ese terreno mejor de lo que casi toda la gente anticipaba”…???