Periodistas buscan respuestas

Al dirigirse el domingo pasado a las “diferentes organizaciones” que se disputan la plaza de Ciudad Juárez, El Diario de ese municipio señala en su editorial lo innegable: Ustedes son, en estos momentos, les dice, “las autoridades de facto en esta ciudad, porque los mandos instituidos legalmente no han podido hacer nada para impedir que nuestros compañeros sigan cayendo, a pesar de que reiteradamente se los hemos exigido”.

Que los grupos delictivos juarenses son autoridades de hecho es una “realidad inobjetable”, añade el impreso tras el reciente asesinato de otro de sus reporteros.

Los grupos del crimen organizado son “autoridades de facto” no sólo en Ciudad Juárez, sino en otros pueblos, municipios, colonias, centros penitenciarios, calles y rancherías del país. Para modificar esa grave realidad, hay que observarla como es, sin mentiras. Y eso incluye reconocer el fracaso de las autoridades y la clase política. Ante este panorama, diversos sectores se movilizan. La inseguridad pública es punto de unión nacional: coincidimos en nuestro derecho a vivir sin miedo, como escribió un religioso.

Entre los que están reaccionando se hallan los periodistas. Tras los asesinatos, amenazas, lesiones y secuestros de que ha sido víctima, el gremio periodístico se mueve. Se buscan medidas, alternativas, posibles salidas. Nadie tiene la última palabra ante lo complejo y difícil. Hay que buscar respuestas colectivas. Los dogmas o cerrazones no sirven; los héroes, tampoco. El dolor, el miedo, la responsabilidad, la defensa digna de la profesión y el derecho a informar, se mezclan y apuntalan acciones.

Este año, trabajadores de los medios organizaron protestas contra los crímenes y el clima de inseguridad; agrupaciones han exigido a las autoridades federales y estatales que cese la impunidad y reine la justicia; instituciones y especialistas organizan talleres dirigidos a reporteros sobre cómo protegerse; se publicó este mes en el Diario Oficial de Chihuahua, un protocolo de seguridad para periodistas; acaba de salir un manual sobre el periodismo en tiempos de amenazas, censuras y violencia, producto de un taller realizado en Austin, Texas; se buscan espacios, hay acercamientos para dialogar… Se rastrean vías para dejar el papel de víctimas o indiferentes.

Falta mucho por reflexionar y hacer, en lo individual y en grupo. Rebasar el inmovilismo porque somos de distintos medios o visiones del periodismo o adversarios profesionales. Evaluar que los medios carecen aún de una discusión seria, profunda, autocrítica, sobre cómo realizar las coberturas del narcotráfico, eliminar sensacionalismo y morbo, dejar de ser voceros de quienes pregonan la violencia, contextualizar el fenómeno para su mejor comprensión o abandonar la mera nota roja para ofrecer mejores explicaciones.