Periodismo en internet

El periodismo en internet avanza a paso rápido en el mundo. Con muchas preguntas aún sin respuestas definitivas, el nuevo modelo de comunicación social plantea retos para los medios informativos y los periodistas, los receptores y los ciudadanos, el desarrollo de las nuevas tecnologías, el sector educativo e incluso las propias instituciones, gubernamentales o no.

De la radio, televisión y prensa escrita, los catastrofistas consideran que esta última tenderá a desaparecer, como ha ocurrido con los primeros diarios de Estados Unidos que dejaron atrás el papel para convertirse en digitales. Sin embargo, lo que al parecer ocurrirá es que se complementarán los diversos medios, y que sí continuará la pérdida de diarios impresos, pero que sobrevivirán los sólidos, visionarios y creativos. Esto incluirá saber llevar la convergencia de la sala de redacción del impreso con la redacción del equipo de la red.

El perfil del reportero está cambiando. Los directivos y periodistas tradicionales, sin que esto sea un término despectivo, tendrán que modificar los paradigmas que funcionaron o fueron propios de otros periodos en la historia de los medios informativos. El dominio de nuevas tecnologías, el desarrollo de distintas actitudes personales, el acoplamiento a diferentes formas de producción noticiosa y el surgimiento de nuevas especialidades periodísticas, como la del video periodista, obligan a viejos y nuevos comunicadores a adentrarse en un terreno no fácil de caminar, cambiante y complejo.

Antes, en un diario impreso, la noticia se preparaba para publicarse al día siguiente; eso ahora es obsoleto. Hoy, el acontecimiento se sube a internet, casi cuando ocurre. En retos tan cotidianos como éste, los viejos medios, y eso de viejos es un decir, tendrán que encontrar un nuevo rol en un mundo que tiene prisa por cambiar.

La avidez por obtener al instante lo que está sucediendo en cualquier parte del mundo lanza a una competencia más feroz a los reporteros y sus medios. Internet trajo consigo ventajas, pero también retos para los periodistas profesionales, como el incremento de los riesgos de cometer imprecisiones o de ser superficiales en los contenidos, ante un público joven, creciente y veleidoso, que lee poco, que busca más las imágenes, que tiene millones de sitios web como alternativas, que muchas ocasiones navega sin ton ni son, insatisfecho informativamente, ávido de ocio y diversión.

En esa vorágine, lo que no cambiarán son las reglas para desarrollar un periodismo que puede contribuir a ensanchar la democracia. Y más en un país como México, con tantos atrasos, entre ellos el de tener una población aún no adecuadamente informada.