Perfil del mexicano

México está viviendo una enorme transformación social. Hacer una descripción del perfil del mexicano de hoy es una tarea compleja, que puede ser imprecisa, dados los contrastes entre regiones, ciudades y grupos sociales. Por eso resulta más adecuado intentar describir el perfil de los mexicanos que vivimos en una región determinada como Jalisco. La respuesta a qué somos puede responderse con datos generales: somos más de siete millones de personas, con un ingreso per cápita de casi nueve mil dólares anuales, con un nivel de escolaridad de casi nueve grados, con 5.5% de analfabetos mayores de 15 años, concentrados en más de 60% en la zona metropolitana de Guadalajara;  con esperanza de vida al nacer de 75.5 años,  con promedio de edad de 26.6 años, con 1.8 millones de viviendas en donde viven en promedio 4.4 personas.

También abona en el perfil decir que hay oficialmente 1.4 millones de jaliscienses que viven en los Estados Unidos, lo que produce que más del 60% de las familias tengan un familiar directo emigrado. Y está ubicado en el lugar 26 de rezago social entre las 32 entidades del País.

Hasta aquí hablamos de hechos, pero lo más importante es conocer cómo se comporta este enorme conglomerado que aporta más de 7.8% del Producto Interno Bruto de México. En sus actividades económicas tenemos datos que muestran cómo de comporta el consumo, la recaudación y otros aspectos. También sabemos que el comportamiento como mercado ha hecho de esta sociedad un modelo de prueba para nuevos productos por su representatividad. Sin embargo, la descripción de los modelos comportamiento en la vida civil está poco estudiado y menos conocido. Por ejemplo, es un hecho que la vida religiosa, por demás interesante por el sincretismo y el crecimiento de la diversidad de ritos cristianos y la influencia de la migración está cambiando la forma como los más jóvenes asumen los conceptos y las prácticas; En el comportamiento social el consumo de drogas ha impactado gravemente la estructura de muchas familias y facilitado mecanismos de acercamiento a la vida delictiva. En la conversación cotidiana es recurrente escuchar que los valores de referencia que orientaron la conducta por generaciones están en revisión. El consumo masivo de información y conocimiento gratuito ha transformado las expectativas de todos los segmentos sociales.

Como también la formación de familias divididas o compartidas entre dos naciones ha impactado el comportamiento intrafamiliar y los proyectos de vida de muchos jóvenes que ven en la migración un destino. Todo ello nos ha conducido a una sociedad efervescente que además se enfrenta a la debilidad de las instituciones públicas que se deriva en un altísimo grado de impunidad.

Todo ello influye en el comportamiento ciudadano ante los demás que nos ha hecho una sociedad que está privilegiando la desconfianza como comportamiento “normal” y que asimila altísimos grados de violencia en su vida cotidiana. Conocer con más puntualidad porqué la vida pública nos causa tanto desprecio, porqué la desconfianza en las instituciones y por qué estamos permitiendo que personas de cada vez más bajo perfil tomen las decisiones de la vida social, debe ser motivo de enorme preocupación.

Seguramente el observatorio ciudadano recién creado nos dará respuestas que contribuyan a fortalecer la cohesión y el entendimiento social.