México | POR RICARDO ROCHA Partidos, aparatos y mamotretos En ambos casos, se ejemplifican los dirigentes convenencieros y los candidatos tránsfugas que hoy están aquí y mañana enfrente, con quien les garantice más dinero para las campañas y mayores probabilidades de triunfo Por: EL INFORMADOR 10 de febrero de 2011 - 03:23 hs Hace no muchos años llegué, como siempre, animoso a mi comida eventual con don Julio Scherer. Sólo que en aquella ocasión lo encontré abatido y francamente triste. —¿Pasa algo, Don Julio? —Sí, Ricardo, hoy se quebró el futbol. —¿Cómo? —dije sin comprender todavía—, ¿por qué?, ¿qué pasó? —El Guadalajara acaba de vender a Ramón Ramírez al América. Tan no fue una anécdota más que todavía la recuerdo. Y la rememoro cada vez que veo los espectaculares vaivenes de nuestros políticos de un lado a otro, a veces tan patéticos que parecen trapecistas de cuarta. Y no me queda otra que preguntarme cuándo fue que se nos quebró la política. La verdad no lo sé con precisión. Pero habrá empezado a resquebrajarse de unos 25 años a la fecha, cuando comenzó el baile grotesco e impúdico de unos pasándose de puntitas o de plano a brincos de un partido político a otro. Hoy ya es un espectáculo deplorable. Y los antros de la mesa que más aplauda son el Ágora de Alejandría frente a lo que ocurre en el llamado escenario político nacional: “El tablado de la farsa”, diría don Jacinto Benavente. Guerrero y Baja California Sur son claros ejemplos de cómo se han degradado las supuestas ideologías partidistas en aras de un pragmatismo que, elevado a la “n” potencia del “haiga sido como haiga sido” en 2006, ahora raya en el descaro prostituido y al mejor postor. En ambos casos, se ejemplifican los dirigentes convenencieros y los candidatos tránsfugas que hoy están aquí y mañana enfrente, con quien les garantice más dinero para las campañas y mayores probabilidades de triunfo. Ahora los partidos han dejado de ser espacios comunes de coincidencias ideológicas para convertirse en cualquiera de estas cosas: gigantescos y burocráticos aparatos corporativos, que en realidad operan como agencias de colocaciones, no para ubicar —en los puestos públicos o de representación popular— a los más aptos, sino a los más habilidosos y los más incondicionales; igual funcionan como casas de citas para negociar candidaturas estipulando el monto y la especialización del servicio; también como cuevas de Alí Babá para el reparto de canonjías —con los dineros que aportamos todos nosotros— para sus presupuestos insaciables, glotónicos y siempre crecientes. Así ocurre en los planos nacional, estatal y municipal, sólo que a diferentes escalas. Por eso, hoy los partidos —salvo honrosísimas excepciones— actúan con el hígado, el inmediatismo y contra toda lógica. De ahí que no postulen a quien tiene más posibilidades de ganar, sino al más cercano a sus afectos, aunque en la elección le pongan una tunda fenomenal. El caso es que todo se remite a las ambiciones de lo rentable en el mínimo plazo. Cómo me gustaría que los señores Ángel Aguirre y Marcos Covarrubias me demostrasen que estoy equivocado. Temas Ricardo Rocha Rotonda Lee También Inauguran nueva preparatoria Tonalá Sur de la UdeG Después del medio día habrá humo blanco en la UdeG: Ricardo Villanueva Sociales: Diseño de lujo mexicano, UGGA Fashion Night by Macame El “error” de la 4T y la autonomía universitaria Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones