Para el crecimiento o para la desigualdad

En memoria del Mtro. Sergio Silva Vargas

Es en el maestro en quien se debe depositar dirección, confianza y estima social para lograr un cambio positivo en la educación.

La educación es un instrumento de éxito económico y social en países ricos, pero en otros, como es el caso de México en los últimos años y por efecto de las erróneas políticas gubernamentales, también puede ser transmisora de la desigualdad. Las causas son diversas, pero hay algunas que por su peso deben ser consideradas, si es que las autoridades de este país pretenden sacarlo del bache educativo en que está.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y luego de los resultados de las evaluaciones PISA, que evidenciaron el estado de la educación en este país, y de acuerdo con los análisis de Schmelkes, Muñoz Izquierdo y Manuel Ulloa, México debe: 1) Mejorar su sistema educativo, lo que implica políticas educativas pertinentes a las necesidades y características de la población mexicana —y no copias de modelos extranjeros—. Políticas donde al maestro se le regrese su papel de educador en su participación activa para el diseño y la puesta en marcha.

Y lograr la mejora lleva de la mano el abatimiento de la desigualdad existente, priorizando la equidad, con maestros mejor preparados y mejor pagados para las regiones más pobres y marginadas del país, así como un mayor presupuesto para esas áreas; porque el problema se refleja en que 47% de los jóvenes de 15 a 19 años está fuera de las escuelas, pero si esta cifra es alarmante, en la población indígena y/o marginada este porcentaje sube a 73%. Realidad soslayada y maquillada por las autoridades que tiene al país con un enorme faltante.

A pesar de los matices con que se trató el análisis de las evaluaciones PISA, tanto la OCDE como estos analistas, alarmados por los resultados, agregan que es necesario: 2) Brindar mayores apoyos para la mejora de las escuelas normales en “el reclutamiento y la capacitación” de los nuevos maestros, especialmente considerando las competencias que el instrumento PISA reconoce como indispensables para el desenvolvimiento de los estudiantes en el campo laboral y en la sociedad. 3) Buscar la calidad y la equidad; y aumentar los “incentivos salariales, de estima social” de los maestros que laboran en el sistema de educación.

El trabajo de la OCDE, PISA y de los estudiosos señalados, están a disposición, el Gobierno federal podrá hacer cambios sustentados en ellos o, por el contrario, puede seguir discurriendo entre excesos de ignorantes y la falta de compromiso social para con este país, porque los maestros, como siempre, seguirán saliendo adelante en su compromiso con la población, aunque las autoridades hagan lo contrario.