Panistas obcecados

El Partido Acción Nacional en Jalisco levantó en los últimos meses la estructura para volver a la posición que le ha sido natural durante la mayor parte de su existencia: la oposición. A pesar de que uno de sus militantes está al frente del Gobierno del Estado.

Después de una gestión mediáticamente agresiva y protagónica como la de Eduardo Rosales Castellanos al frente del partido, los panistas tienen ahora en Hernán Cortés Berumen un dirigente de más bajo perfil, que se esfuerza por hacer entrar en razón a los liderazgos de las diferentes corrientes políticas internas.

Una señal que habla a su favor es, de inicio, su reconocimiento público de que hay varios grupos al interior del partido, con dos dominantes: el de Francisco Ramírez Acuña y el que encabeza el propio gobernador —llegaron a ser proverbiales las aseveraciones de Rosales, quien negó una y otra vez la existencia de corrientes internas abiertamente confrontadas—.

Para Hernán Cortés, que culminó con relativo éxito la administración al frente de Tlaquepaque, es meridianamente claro que la derrota de los panistas en las elecciones del 5 de julio del año 2009, no se debió a que se depositaran en las urnas más votos para los candidatos del PRI, sino que muchas personas, incluidos militantes de su partido, decidieron no votar por los candidatos del PAN. Sin embargo, reconoce que muchos de los que ahora dirige, se niegan obcecadamente a admitir que la sociedad rechaza las prácticas del partido que gobierna el Estado desde 1995.

Los números, al menos en el municipio donde gobernó, parecen darle la razón. En la elección del año 2006, él consiguió 90 mil 091 votos, mientras que el candidato priista sólo recibió 73 mil 477. En los comicios de julio pasado, el candidato de Acción Nacional obtuvo 67 mil 674 sufragios, pero el priista Miguel Castro Reynoso —alcalde por segunda ocasión— alcanzó 78 mil 680.

Aunque se trata de momentos históricos distintos, tomando sólo las cifras como referencia, Hernán Cortés habría vencido a Miguel Castro con 11 mil 411 votos.

Es cierto que Tlaquepaque es apenas un municipio entre los 125 del Estado y el comportamiento electoral de sus habitantes no marca una tendencia general. Pero las estadísticas sí respaldan la teoría del presidente del PAN en funciones: la mayoría de los jaliscienses se desencantó del desempeño de los gobernantes y funcionarios públicos de este partido y como consecuencia, durante los siguientes tres años, la mayoría de los jaliscienses serán gobernados, en el nivel municipal, por priistas.

Los hechos anteriores bien pueden perderse en el grueso libro de las anécdotas que casi nadie querrá leer, pero hay un factor vital a considerar: Jalisco encara tres años, antes de la siguiente elección, marcados por dificultades económicas y retos titánicos para mejorar las condiciones de sus habitantes. Un Gobierno estatal debilitado por la división interna del partido político que lo sustenta, no garantizará resultados. El PAN, sin cambios de fondo, retornará a su posición política original.