Sábado, 30 de Noviembre 2024
México | PALESTRA 20 POR JORGE OCTAVIO NAVARRO

Palabras de cardenal

El arzobispo está abiertamente en desacuerdo con lo que determinó la Suprema Corte, pero la manera como lo expresa no ayuda a su causa ni al entendimiento

Por: EL INFORMADOR

Jorge Octavio Navarro.  /

Jorge Octavio Navarro. /

En este país hay temas que de plano, no podemos abordar sin apasionamientos. No en balde nos enseñan desde niños que “de religión, política y futbol, no se debe discutir”. Pero el vicio de origen en esta juiciosa sentencia está precisamente en el término “discutir”, que entendemos casi como un grado menor a pelear.

Pero hay una definición en el diccionario que nos da un significado del verbo discutir muy diferente a una lucha entre dos partes: “Examinar atenta y particularmente una materia desde diferentes puntos de vista”.

Claro que se trata de una descripción neutra, porque en ese examen atento desde diferentes puntos de vista, es muy posible que afloren las pasiones y se pase de una postura ajena a una comprometida o definitivamente agresiva. Pero ahí está la posibilidad de recuperar un significado original del verbo, porque la discusión no es necesariamente, como estamos acostumbrados, una exposición airada de ideas que no estamos dispuestos a modificar y que incluso defendemos violentamente.

A propósito y para no variar, el arzobispo Juan Sandoval dio la nota al acusar abiertamente a los ministros de la Suprema Corte que determinaron la constitucionalidad de la reforma expedida en el Distrito Federal, misma que permite adoptar a las parejas formadas por dos individuos del mismo sexo. De estos señores, que se supone son los valuartes de la legalidad en el país, dijo que los “maicearon”, un concepto popular que describe a quien recibe dinero o beneficios a cambio de aceptar la voluntad de quien le maicea. Pero don Juan no paró ahí, sino que además increpó a los periodistas a quienes se dirigía y cuestionó si les gustaría ser adoptados por “maricones o lesbianas”. Fueron sus palabras, y eso salta a la vista, ofensivas y discriminatorias. El arzobispo está abiertamente en desacuerdo con lo que determinó la Suprema Corte, pero la manera como lo expresa no ayuda a su causa ni al entendimiento.

En la muy larga historia de la Iglesia Católica hay ejemplos de hábiles políticos que al mismo tiempo fueron jerarcas religiosos. Sin afán de comparación entre las personas, sino sólo porque también fueron cardenales como don Juan Sandoval, están los casos de Armand Richelieu y Giulio Mazarino, quienes literalmente encarnaron el poder tras el trono en la Francia del siglo XVII. Su desempeño como políticos y diplomáticos en la Europa de la monarquía absolutista fue tan brillante, que aún hoy se les considera ejemplares.

El punto con el cardenal Sandoval es que se desenvuelve, habla y ejerce su liderazgo como político y no sólo como religioso.

Si un líder como él trata con tan escaso acierto un tema como el de los matrimonios gays y los derechos de estas personas, muy lejos está el momento en que podamos discutir con naturalidad sobre religión, política y futbol.

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