Pagar por usar la calle

Aunque ya dejó el tema por la paz, el gobernador Emilio González Márquez está en contra de desaparecer la tenencia estatal, a contrario sensu de lo que quieren muchos ciudadanos jaliscienses, incluyéndome. Sin embargo, en el fondo puede ser que estemos de acuerdo: hace falta un impuesto a los automovilistas, pero otro. La tenencia es un impuesto con fines exclusivamente recaudatorios, que sólo ha servido para envejecer el parque vehicular de Jalisco.

Quienes abogan por mantener la tenencia tienen un punto a su favor: usar las calles, gastar el pavimento, quitar espacios urbanos y contaminar tiene que cobrarse a alguien. La tenencia, sin embargo, no sirve para eso. No como está. Basta con comprar un Dart 93 para eludir ese pago a la sociedad y, sin embargo, ese Dart contaminará más, usará igual las calles y será un mayor estorbo en el espacio público. En ese caso están siete de cada 10 autos en Jalisco.

Hay que eliminar la tenencia, pero hay que poner otro impuesto, ni modo. El gobernador tiene algo de razón: los automovilistas se estarán ahorrando los pesos que el Gobierno necesita para muchos otros rubros, pero a esa razón de González Márquez hay que añadir otra más poderosa: los jaliscienses todos, los que se mueven a pie, a caballo, en bicicleta, en la 380 o en el Macrobús, están subsidiando a los automovilistas. La tenencia, cobrada sólo a una tercera parte del parque vehicular (los demás son carros viejos) no alcanza ni de lejos para ampliar carriles, hacer puentes, construir nodos y pavimentar vialidades. Sin la tenencia, el costo social de mantener a los automovilistas será aún mayor.

La tenencia debe desaparecer, pero en su lugar hay que crear un nuevo esquema. Uno que permita usar el impuesto como una política pública y no sólo como un cobro aislado. Uno que meta a todos los automovilistas, a los de vochos y a los de Audis, a pagar el costo de hacer nudos de tráfico.

El gobernador Emilio González Márquez no quiere, porque dice que no hay aún una alternativa integral para dejar de usar el automóvil, pero se equivoca, sí la hay. Hay mucho por hacer en materia de transporte público, pero se puede ir avanzando en un esquema que cambie actitudes aun sin el funcionamiento de la línea 3 del Tren Ligero. Si usar el auto sale caro, se fomenta la organización colectiva para transporte escolar, se incentivan los turnos para recoger compañeros de trabajo y, en los casos en que sea posible, se empuja a la gente a moverse en bicicleta. En Holanda se ha propuesto cobrar por kilometraje recorrido. La medida es atractiva: se está cobrando por contaminar y por usar las calles, que a todos les cuestan, pero además, una medida así afecta directamente la conducta: les aseguro que si el kilometraje les hace pagar impuestos, para ir a la tienda en la Explorer se la pensarían tres veces.