Martes, 26 de Noviembre 2024
México | HISTORIAS DE REPORTERO POR CARLOS LORET DE MOLA A.

Organizar un debate

Dos telefonemas cada político. Abiertos los tres a una discusión sin restricciones, sin camisa de fuerza, listos para un debate de verdad

Por: EL INFORMADOR

Carlos Loret de Mola A.  /

Carlos Loret de Mola A. /

Cuando entré al pequeño comedor de la oficina, ellos ya habían terminado de desayunar. A manera de postre, un colega y dos jefes debatían propuestas de contenidos noticiosos de coyuntura que “dieran nota”. De ahí salió la posibilidad de una entrevista y un debate.

En menos de cuatro horas, Humberto Moreira, Gustavo Madero y Jesús Ortega —en ese orden— ya habían respondido a la llamada y aceptado sin condiciones la invitación para aparecer el pasado lunes a las siete de la mañana en Primero Noticias de Televisa, en torno a una misma mesa.

En la semana, el panista habló para preguntar los temas. 2011, 2012 y acuerdos en el Congreso. Luego hizo lo mismo el perredista. El priista marcó el fin de semana para preguntar si podía llevar tarjetas temáticas y fotografías.

Dos telefonemas cada político. Abiertos los tres a una discusión sin restricciones, sin camisa de fuerza, listos para un debate de verdad. Nadie regateando cuánto tiempo le iba a tocar, cuántas réplicas ni contrarréplicas, en qué orden. Los detalles, se les propuso y estuvieron de acuerdo, se definirían unos minutos antes de entrar al aire.

Veinte para las siete de la mañana del lunes 14 de marzo estaban sentados, en la misma sala de espera, Moreira y Ortega. Plática informal, bromeando sobre el retraso de Madero. “Empezamos por orden de registro una primera ronda, y les sugiero que seamos flexibles en las intervenciones para que haya debate de verdad; yo me encargo de que al final todos hayan tenido el mismo número de minutos al aire”, tanteó este reportero.

Priista y perredista, luz verde. El panista llegó tres minutos antes, escuchó la sugerencia y dijo “adelante”. Lo que siguió, desde el punto de vista de quien estaba sentado junto a ellos en la mesa, fue una discusión buena, fuerte, viva, por momentos alzando la voz e interrumpiéndose, en la que cada uno pudo atacar y defenderse, en donde convivieron la rendición de cuentas por el pasado, los cuestionamientos sobre las estrategias políticas del presente e incluso algunos planteamientos de hacia dónde deben ir las cosas en el futuro.

Al final, la diferencia en tiempo-aire entre Madero, Moreira y Ortega fue de más-menos veinte segundos: parejitos. Apretones de mano de despedida y quedó el compromiso de repetirlo al regreso de las vacaciones de Semana Santa.

En lo personal, agradezco públicamente la confianza de los tres dirigentes para un debate abierto que, por lo menos a mí, me gustó mucho más que otros ejercicios similares, contra reloj, acartonados, en donde no hay espacio a la emoción ni al contraste de ideas, sino que todo se negocia previamente.

Ojalá los suspirantes a 2012 hayan visto a sus líderes partidistas y les hayan preguntado cómo se acordó el formato, y así para la contienda estelar podamos ver a los candidatos de forma más transparente, abierta, real, menos preocupados por quién abre y quién cierra y más ocupados en qué dice y por qué es el mejor.

Saciamorbos

No había pasado media hora cuando llegó por teléfono la provocación: “¿Por qué no te vas a Japón?”.

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