Nublada Pascua

Por supuesto que no está nublada la Pascua, al menos por mi tierra, ex zona chichimeca y ladera zapopana. Reverbera por el calor. Nublada está por ese madruguete de proyecto de Ley de Seguridad Nacional que nos ha hecho caer de la nube en que andábamos, así nos hayamos ido incorporando, aunque atarantados, a nuestras labores diarias. No todos. Hay unos, qué envidia, que se quedaron en el mar o en la laguna. Y es violencia que, en vez de dejarnos hablar de recetas de gazpacho y de las nieves de temporada, como la de ciruela amarilla, o la llegada de las pitayas, estemos en alerta por esa llamarada legislativa que parece atraco cuaresmal y no fiesta de la Resurrección, que algunos nos disponíamos a seguir celebrando.

Maticemos: una fue la iniciativa que envió el presidente Calderón para dar un “marco” jurídico a la presencia militar en seguridad pública; otra la versión corregida y aumentada del Senado, hace un año, cuestionable como todo proyecto pero quizá no tan disparatada, y otra, muy distinta a las precedentes, este dictamen que algunos diputados del PRI  y del PAN prepararon para el albazo pascual. O sea casi en vacaciones, y con la modorra del clima que no deja pensar en lo que se avecina si la aprueban tal como la dejaron de pavorosa. –Ponte seria, Guadalupe. –Es que nomás no se me da, me contesto.

Da facultades extraordinarias a la milicia. Perpetúa, dice Pedro Salazar (El Universal, 28/IV/2011), “la excepcionalidad militarizada en la que estamos viviendo”. También les permite margen para investigar y poner a disposición ante la autoridad civil, previo acuerdo del Procurador, a un detenido. Seguro no será para darle de comer sabroso ni brindarle un temazcal. –Seria, muchacha, que la cosa está para llorar. –Claro, tan está para llorar que si no me río me muero, caray, me digo. Posibilita declarar estados de afectación a la seguridad interior, o emergencia, es decir, reconocer que se puso a peso de oro el kilo de… lo que quieran, y por lo tanto entran al mando las fuerzas armadas permanentes, mecanismo distinto al constitucional establecido para los estados de excepción, que es acotado y supervisado por el Legislativo y el Judicial. O sea que, despelucada, tendremos una declaratoria fast track y se acabó. Y nos acabaron. El texto tiene sombras de una subjetividad por todas partes al definir qué es un obstáculo para el proyecto nacional, y como yo me declaro obstáculo permanente para las cosas que no entiendo, ya me puede ir cargando patas de cabra. Y a la Nación también. Ya dije. Y urge aprobar la reforma constitucional en derechos humanos que esa sí es avance.

Aclaración: en mi pasada luciérnaga, El arte de la compasión, hablé del P. Alfredo R. Placencia. También se le encuentra como Plascencia. Como gusten está bien. Felices Pascuas de todos modos. Y que no pase así la tal ley nubladita.