Investigan a alcaldesa de La Paz por presuntamente solicitar 18 millones de pesos para concierto de Chayanne
México | POR ANA MARÍA SALAZAR ¿Negociación o sometimiento? ¿Pero se puede negociar con el crimen organizado? Sí, pero bajo parámetros legales claros y transparentes Por: EL INFORMADOR 4 de diciembre de 2010 - 04:08 hs Ana María Salazar. / “Antes así se controlaba la violencia” Continúan voces promoviendo algún tipo de negociación con los grupos de crimen organizado ante la percepción de que el Gobierno no puede controlar la ola de violencia que se vive en México. “Así se hacía antes, por eso no había tanta violencia”, argumentan esa mismas voces con añoranza de los viejos tiempos. Hay varios problemas fundamentales con los que proponen esta solución a la violencia. En primer lugar, el que un grupo de criminales acuerden no ejercer violencia en contra de la población civil a cambio de que ellos puedan continuar con sus actividades delictivas, no es una negociación, es el sometimiento del Estado ante la incapacidad o corrupción de sus gobernantes. Es difícil imaginarse un gobernante, ya sea presidente, gobernador o alcalde, que acuerde con un grupo de criminales por su profunda preocupación por proteger a los ciudadanos. Si algún día se pudiera hacer un estudio de los “acuerdos” a que se llegaron en el pasado, seguramente encontraremos un importante componente de corrupción. Pero supongamos que llegase el momento en que el Estado, reconociendo su incapacidad de someter a los delincuentes, decidiese negociar con los diferentes cárteles, ¿cómo asegurar que los capos respetarían lo acordado: no dañar a la sociedad civil? Si la negociación se lleva a cabo debido a la incapacidad del Estado de perseguirlos y controlarlos, entonces ¿cómo someter a estos criminales, si incumplen con lo acordado? En el México del pasado, el Gobierno tenía absoluto control y monopolio sobre la violencia, y los que osaban retar u oponerse a los designios del presidente o el gobernador eran sometidos a la fuerza, sin ninguna preocupación por los derechos humanos y por el Estado de derecho. Esos eran otros tiempos, y otros tipos de criminales. Hoy día, el resolver la violencia con una guerra sucia en contra del narco parecería ser un solución riesgosa, ante la posibilidad de que un presidente, gobernador o general sea sometido a la justicia, años más tarde. ¿Pero se puede negociar con el crimen organizado? Sí, pero bajo parámetros legales claros y transparentes. Por ejemplo, el pasado 10 de noviembre, mediante diferentes medios de comunicación, la organización criminal conocida como la “Familia Michoacana”, a la que se le atribuyen numerosos asesinatos, extorsiones o cobro de piso y secuestros, ofreció disolverse, asegurando que dejarán las actividades delictivas y se unirán a la fuerza productiva, si se compromete el Gobierno a realmente velar por la seguridad de la comunidad. ¿Cómo reaccionar ante esta propuesta de la “Familia Michoacana”? Si asumimos que la oferta de dejar las armas tiene que ver con las presiones ejercidas por los operativos del Gobierno y que son la razón detrás de su “bondadosa” propuesta, valdría la pena analizar la “política de sometimiento” de 1990 que se implementó con resultados mixtos en Colombia. El Gobierno implementó una ley donde se les ofreció a los capos del narcotráfico de esa época la opción de entregarse a la justicia, confesar todos sus delitos, entregar sus bienes y colaborar con las autoridades, a cambio de una reducción hasta la mitad de la pena y la no extradición a Estados Unidos. Aunque algunos narcotraficantes sí se entregaron, hubo, como en todo, abusos y corrupción. Para algunos capos fue una forma de limpiar su nombre, cumplir penas reducidas y proteger a sus familias de investigaciones penales. También en Colombia hubo un proceso de desmovilización de paramilitares y guerrilleros que han tenido resultados mixtos. De hecho, por no cumplir con los acuerdos, varios paramilitares desmovilizados fueron extraditados a Estados Unidos. Pero este proceso de desmovilización sí se tradujo en la pacificación de algunas regiones y ciudades colombianas, incluyendo Medellín. Otro ejemplo de negociación con criminales, es el famoso “plea barganing”, que es una herramienta fundamental de la justicia penal estadounidense. Por razones de eficiencia judicial, buscan los fiscales estadounidense ofrecer al acusado una reducción de la pena, a cambio de su confesión a todos los delitos e información de sus cómplices. Y aunque se llegan a acuerdos que definitivamente son controvertidos, la realidad es que sin el “plea barganing” el sistema de justicia penal de ese país dejaría de funcionar, por no tener recursos necesarios para llevar a todos los acusados a juicio. Éstos son ejemplos de como se puede negociar con delincuentes, pero las premisas tienen que ser que exista un sistema de justicia penal suficientemente sólido que pueda perseguirlos y someterlos, si no cumplen con lo acordado. De lo contrario, estaríamos hablando no de una negociación, sino el sometimiento del Estado al narco. Temas Tertulia Ana María Salazar Lee También ¿Silvia Pinal era amiga de María Félix? Elsa Aguirre, Irma Dorantes y María Victoria: actrices del Cine de Oro que aún viven Sociales: Julieta celebra su sexto cumpleaños con la magia y diversión de Disneylandia Portada: Camía Sahagún, momentos para recordar Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones