Viernes, 29 de Noviembre 2024
México | Por José de Jesús Covarrubias Dueñas

Necesidad de paz social en México

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Por: EL INFORMADOR

La historia del planeta consignada en los libros, en enciclopedias y demás documentos y acervos, es una historia de muerte, de depredación, de guerras, de sometimiento, de egoísmos, de conquistas y de hegemonías escritas por los vencedores o personas que se creen superiores, los vencidos no han tenido voz y se han venido exterminando en el proceso llamado civilización.

En el caso de México y nuestras tierras, han sido ensangrentadas de manera ininterrumpida, parecieran proféticas las palabras del Himno Nacional mexicano en el sentido de que: “…tus campiñas con sangre se rieguen, sobre sangre se estampe su pie y tus templos, palacios y torres, se derrumben con hórrido estruendo…”

Así, nuestro mayor cántico patriótico que une a los mexicanos, señala: “...Guerra, guerra sin tregua…”, pero se refiere a quienes nos han invadido, a los extraños, a los “aliens” a quienes nos despojan de nuestra riqueza, que nos explotan y esclavizan, que nos despojan de nuestras propiedades y que descapitalizan al país día con día en un proceso de acumulación de capital a nivel global en detrimento del planeta.

Si analizamos los dos últimos siglos en la vida de México, desde el año de 1800, podemos afirmar, de manera científica que ha habido muchísimas muertes; por tanto, hemos plagado estos ambientes de sangre, rencor, envidia y muchísima energía negativa.
Se dice que el pueblo de México es católico, pero se siguen más los pecados capitales que los Diez Mandamientos, el decálogo o los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana; avaricia, envidia, gula, lujuria, soberbia.

De igual forma se dice que el deporte mexicano por excelencia es la charrería; sin embargo, en los hechos, las acciones que más se realizan y de trascendencia, son los homicidios, la privación de la vida de niños, de mujeres y de personas de todas las edades, lo cual no corresponde a los mandamientos de amar unos a otros, al Estado de Derecho y demás declaraciones que hoy son demagógicas.

En el mes de febrero, mes de símbolos nacionales tan importantes como la Bandera Nacional y las Constituciones de México, también tenemos que las banderas y las constituciones de nuestro país, han sido impuestas, de manera lamentable, en formas violentas, lo que ha implicado que unos se impusieron por la fuerza y los perdedores han sido los constantes conspiradores y así seguimos al día de hoy.

Así, las Normas Rectoras de 1814, 1822 y 1824, se dieron en el contexto de las luchas por la Independencia de México, lo cual no logramos aún; sin embargo, cuando triunfó la República, representativa, democrática y federal; los conservadores conspiraron contra dicho statu quo y nos invadieron desde Europa, con lo cual, nos enfrentamos entre mexicanos y contra los franceses.

Después, se impusieron las constituciones conservadoras y centralistas de 1836 – 1837 y de 1843, lo cual facilitó que Estados Unidos comenzara a poblar nuestros territorios del Norte, durante la guerra de 1846 – 1848 cuando nos despojaron de más de la mitad de nuestro territorio de entonces y cuyos Tratados de Guadalupe Hidalgo, a decir del gran Otero Mestas, fueron anticonstitucionales y por tanto, ilegales.

Contra la reacción, vinieron la Constitución de 1847, monumento jurídico de Otero Mestas, precedido por sus aportaciones de 1842, donde invitaba a los mexicanos a unirnos, presagiando las nuevas guerras internas y externas que se dieron.

Se promulgó el Plan de Ayutla en 1854, inicia la guerra liberal que concluye con la Constitución de 1857, a decir por los grandes juristas, el Constituyente que ha amalgamado la más excelsa pléyade de constitucionalistas en la historia de México: Gómez Farías, Juárez, Vallarta, Ramírez, Zarco, Iglesias, Prieto, por señalar algunos.

Al pretender aplicar la Constitución de 1857, Comonfort, renunció a la Presidencia, la cual asumió Juárez y se inició la “Guerra de Reforma o Guerra de los tres años”; al término de la cual, el gran Juárez decreta la moratoria de la deuda externa, único Presidente de México que lo ha hecho y lo cual provocó que se unieran España, Francia y Gran Bretaña para invadirnos; Manuel Doblado convence a España y Gran Bretaña, pero Napoleón III quería impedir la expansión de Estados Unidos y se empeñó en invadirnos.

Sumando al nieto de Napoleón, los conservadores en México, a través de una Junta de Notables, muy notables, pero por su ofuscación, como Hidalgo y Almonte, ofrecieron a Maximiliano de Habsburgo, apoyado por Bélgica y Austria, de manera principal, para invadir México y así imponer un Imperio y que los mexicanos nos volviésemos a enfrentar entre nosotros y contra tropas extranjeras o europeas durante una década más.

A la década siguiente, al triunfo de Juárez, Porfirio Díaz, se encargó de ensangrentar el período de 1870 a 1880 mediante los planes de la Noria y de Tuxtepec, contra Juárez y Lerdo de Tejada, de manera respectiva; para imponer la “Pax Porfiriana” de “mátalos en caliente” y de que si algún brazo se levantaba se amputaba o una lengua gritaba, se cortaba, de ahí la dictadura que duró desde 1876 hasta 1910, con resultados de muchos muertos, la rebelión del maya Kanek, la huelga de Cananea, de Río Blanco y demás acontecimientos trágicos que fueron el preámbulo de la Revolución de 1910, la primera del siglo anterior en el planeta.

Al comenzar la Revolución Mexicana de 1910 podemos afirmar que en algunas regiones, como en Jalisco, se prolongó hasta la década de 1940 y todavía existen rencores por la Guerra Cristera o Rebelión Cristera, al grito de “Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe y fuego”; por lo cual, no podemos estar de acuerdo en que nos privemos de la vida entre nosotros por ninguna causa.

En 1917 se promulgó la Constitución vigente, que consta de nueve títulos, 10 capítulos, cinco secciones y 136 artículos, de los cuales, se han modificado 102 en más de 930 ocasiones; cerca de 480 ocasiones a los 102 artículos, más fe de erratas, aclaraciones y modificaciones a los artículos transitorios.

Luego, continúa la violencia desde la década siguiente, con las huelgas de 1958, y desde ahí las cuestiones de Lucio Cabañas; el movimiento de 1968, la violencia de 1971, la violencia de 1994 y demás cuestiones agresivas del EPR, a lo cual debemos añadir la “guerra al narcotráfico”.

El recuento no incluye acciones criminales de otra índole, cifra negra, alcoholismo, drogadicción, suicidios y demás actos contra la integridad humana o física de las personas, con lo que se incrementa de manera notable el número de muertos en nuestro territorio.

Así, con la falta de acuerdos por quienes integran las diferentes opciones políticas en México, las peleas a muerte con criminales y demás formas de enfrentamientos constantes entre nosotros, queda claro que requerimos un pacto social y para la defensa de nuestros intereses comunes, seguimos con hambre y sed de justicia.

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