Nava canta y la rama cruje

Los legisladores nos han hecho perder el tiempo y la sociedad ha perdido la paciencia. Hoy vence el plazo para modificar la nueva Ley de Ingresos. Hasta anoche no había acuerdo en el Senado de la República. ¿Por qué se atoró? ¿Por qué se tomarán decisiones graves y dramáticas para los mexicanos? En otras circunstancias éste no sería más que un procedimiento legislativo, ciertamente complejo.

¿La acusación del panista César Nava contra los diputados del PRI que aprobaron el “adefesio” fiscal fue un acto calculado por Los Pinos? Pareciera que sí. Nava no habla con voz propia, porque no la tiene; sin embargo, el escándalo provocado enfureció y dividió al PRI adversario. El Senado no pudo hacer cambios de fondo al paquete aprobado por los diputados.

Las declaraciones de César Nava no van a alterar el acuerdo que tuvo el Ejecutivo con los diputados. Los senadores aprobarán la Ley de Ingresos, con modificaciones, pero eso sí, a Felipe Calderón la próxima negociación del presupuesto le va a salir mucho más cara.

Esta es una expresión más de lucha de poderes. Por un lado están los gobernadores, que reclaman más dinero para operar; aún no amaina la tormenta legislativa cuando ya han comenzado las peregrinaciones a San Lázaro; cada cual va por su tajada. Por otro lado están los legisladores, que también tienen sus propios compromisos con quien los puso donde están. Pesan, desde luego, los afanes del Presidente por acrecentar fuerza y legitimidad.

Los sucesos obligan a revisar el sistema político; a insistir en la figura de la reelección inmediata consecutiva para obligar a los legisladores a responder por lo menos a los intereses de su distrito. Los mexicanos habíamos creado formas para organizar el poder y el poder se desorganizó.

El caso es que los intereses de la nación quedan muy abajo en las prioridades de nuestros gobernantes. ¿Al final del día se va a beneficiar a la gente? La respuesta es un contundente no; a quien va a beneficiar todo esto es a la clase política.

Con razón, toda la sociedad ha reaccionado en contra de la Ley de Ingresos; ricos y pobres por igual. La estrategia senatorial, con el PRI partido en pedazos, resultó otro fracaso; era indispensable la conciliación; prevaleció la disputa. Proponer salidas para garantizar un presupuesto digno, que no dañe el bolsillo de los consumidores, es lo de menos; de lo perdido, lo que aparezca será insuficiente e injusto; “aumentará la jodidez”, a decir del ex líder panista Manuel Espino.

A partir de mañana, los diputados tendrán que resolver, solitos, el enigma del nuevo presupuesto; se desbordarán más presiones y pasiones; habrá que hacerle “marcaje” a Nava, no vaya a ser que el ave cante, otra vez, aunque la rama cruja.