México | ITINERARIO POLÍTICO POR RICARDO ALEMÁN Narco: ¿quién está limpio? Dice la voz popular que los barones del crimen gustan del folclor grupero Por: EL INFORMADOR 22 de enero de 2010 - 03:01 hs En la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, cantantes como Ramón Ayala y bandas como Los Cadetes de Linares —entre otros intérpretes y comediantes— han sido arraigados, son investigados y poco falta para que la PGR extienda certificados de “no ligados al narco”, para que puedan trabajar sin tacha. Dice la voz popular que los barones del crimen gustan del folclor grupero; escuchar en vivo intérpretes de corridos y música ranchera, sin faltar comediantes consagrados a los que contratan para la diversión y el esparcimiento de los suyos, en fiestas exclusivas. Por eso —y porque el imaginario colectivo supone a los criminales como fiesteros— se satanizó a gruperos, intérpretes de corridos y hasta comediantes. ¿Por qué? Por el delito de trabajar para narcos y criminales organizados. ¿Es delito cantar, tocar o contar chistes ante los criminales? No, el delito, en todo caso, sería no denunciar dónde vive un criminal para el que trabajó tal o cual grupo. ¿Y qué pasa si un cantante o un cuenta cuentos dice a la PGR que trabajó para un criminal, dónde trabajó, quién lo contrató, cuánto le pagaron? Todos saben que manda la ley de “Plata o Plomo”. Pero el asunto tiene mucho más fondo. En la vorágine de la “guerra” que lanzó el Gobierno federal contra las bandas criminales, pocos se han percatado que gremios como los músicos, intérpretes y comediantes son en realidad el eslabón más delgado de una cadena sin fin, en donde los entretenedores son la parte menos importante. ¿Por qué? Porque si junto con sus familias, los narcotraficantes y criminales organizados reclaman esparcimiento, diversión, risa, baile y fiesta —igual que todos los mortales—, esos mismos narcos y criminales tienen idénticas necesidades sociales que los demás ciudadanos; como viajar, comprar ropa cara, coches caros, casas caras; tener cuentas abultadas en bancos, enviar hijos a la escuela —de primaria a la universidad—, sin faltar, claro, las bodas, bautizos, la misa católica dominical. Sólo por citar lo básico. Aquí es donde salta la liebre. ¿Por qué la PGR no arraiga e investiga al sacerdote que bautizó al hijo del narco donde tocaron los Cadetes de Linares? ¿Por qué no investiga a la escuela donde estudian hijos de narcos? ¿Por qué no al dueño del banco donde se mueven millonarias cuentas, en pueblos paupérrimos de Chihuahua o Sinaloa? ¿Por qué no al concesionario de camionetas de lujo, que son compradas por cientos en regiones de fuerte influencia del narco? Acaso se deba invertir la pregunta: ¿Quién está limpio del narco? Y vale recordar el refrán: “El dinero y lo tonto no se pueden ocultar”. ¿Por qué no empezar por el dinero? Temas Crimen Organizado Rotonda Itinerario político Lee También Más ataques a negocios de maquinitas en Sinaloa; reportan muertos Así se acotó la extorsión a productores de limón en Michoacán Encuentran narcolaboratorio en cerro de Guanajuato Nuevo enfrentamiento entre grupos armados en Sinaloa Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones