Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | ITINERARIO POLÍTICO POR RICARDO ALEMÁN

Morir a causa de una borracha

Justicia que “se vende al mejor postor”

Por: EL INFORMADOR

En la jerga del derecho, es un clásico que “la justicia es ciega, sorda y tonta”; y que “se vende al mejor postor”. Definición que embona “como anillo al dedo” en al caso de Celia Lora, quien alcoholizada ocasionó un choque que derivó en la muerte de un trabajador.

Luego del escándalo inicial, poco se ha sabido del “borrachazo” de la niña Lora, ya que el reflector se movió en dirección a los “sabotajes” a instalaciones eléctricas, al crimen de José Guajardo, candidato del PAN a la alcaldía de Valle Hermoso en Tamaulipas, y hacia la desaparición de Diego Fernández de Cevallos.

La memoria colectiva parece olvidar que morir a causa de una borracha —sea o no hija de famoso roquero—, es un tema que nadie puede pasar por alto. Y es que un ataque de amnesia colectiva resultaría, por lo menos, la confirmación de que la justicia es ciega, sorda y tonta. Pero además, el olvido en ese tema sería igual a ratificar que “para los ricos y famosos” existen corrupción y comprensión, mientras que para los pobres, injusticia a secas.

Vamos al origen. ¿Qué fue lo que pasó? Que Celia Lora salió de un antro —por ahí de las 4 de la mañana—, absolutamente borracha. Que nadie fue capaz de impedir que condujera su automóvil en ese estado, por lo que fue inevitable el choque contra una camioneta, en la lateral del Periférico. El golpe lanzó la camioneta contra un trabajador que, horas después, murió. Está claro que en el origen está el exceso de alcohol y la imprudencia de manejar completamente alcoholizada.

Bien, pues resulta que por razones que sólo explican la complicidad y la corrupción, el Ministerio Público del Distrito Federal dejó en libertad “a la niña”, que borracha no podía siquiera sostenerse en pie, a quien un médico legista sordo, ciego y corrupto, sólo detectó “aliento alcohólico”. El escándalo detonó y la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal intentó corregir, al señalar que “siempre sí” la niña estaba borracha. Por eso debe comparecer ante un juez. Entonces se hizo el milagro.

Es decir, que no pocos medios, periodistas de espectáculos y otros —y no pocos amigos de Lora—, se contagiaron de la ceguera, sordera y tontera de la justicia, y empujaron lo que pareció una campaña mediática a favor de la niña Lora. La víctima mortal ya no era el trabajador Pedro Corona, sus hijos huérfanos y su viuda, sino la víctima era “la niña”. Pobre, todos la persiguen, no se dan cuenta del daño que le causan. ¿Por qué la persiguen? “Porque cometió el pecado de llamarse Lora”, según dijo su padre.

Pero no fue el único ciego, sordo y descocado. Por ejemplo, a Paty Chapoy y su claque de zafios —en Ventaneando—, poco les faltó para acusar de imprudente al hombre muerto, por cometer la torpeza de estar en el lugar y el momento equivocados; por “morirse” a causa del choque de “la niña”. Tontín como siempre, Daniel Bisogno se aventó la puntada de regañar a los que piden justicia, porque no saben el daño que le ocasionan a “la niña”. ¿Cómo se atreven a acusarla de un crimen. En todo caso, que acusen al dueño de la camioneta que mató a Pedro Corona? Es decir, que según el ñoño Bisogno, no importa quién provocó el choque y con ello el crimen. Lo que importa es exonerar a “la pobre niña”.

¿Cuántos de los que ven “la tragedia de los Lora”, sobre la tragedia del trabajador, su viuda y sus hijos huérfanos, han imaginado un escenario en sentido contrario? —en donde la víctima fuera la niña Lora—; ¿Cuántos han volteado el dedo para ponerse en el lugar de la viuda, los huérfanos, los padres y hermanos de Pedro Corona? Pareciera que para Chapoy y otros periodistas de espectáculos y amigos de Lora, es más valiosa la libertad de la niña —a pesar de que cometió un delito—, que la vida de Pedro Corona.

¿Por qué no le preguntan a los padres, hermanos, hijos… de los ocho mil muertos anuales a causa de conductores borrachos en México? Sin duda los Lora viven una tragedia. Pero lo es debido a la irresponsabilidad de Celia, por conducir borracha un automóvil; igual que manejar en estado de ebriedad cualquier arma mortal.

Pero el asunto es más grave. El accidente, la muerte de Pedro Corona, la corrupción del Ministerio Público, la impunidad por fama, el intento de solapar a “la niña” y todas las tragedias colaterales, tienen un origen común; el consumo excesivo de alcohol en un antro y, claro, conducir borracha un automóvil. Todo, luego de que la Asamblea del DF aprobó que los antros cierren a las cinco de la mañana, “bajo reglas estrictas”, que nunca se cumplieron en el caso de “la niña”. ¿Y quien ha dicho “esta boca es mía”? Celia debe ser castigada con todo el peso de la ley, más allá de la impunidad mediática que sus amigos le regalan..

En el camino


En el caso Diego, avanza la hipótesis de la venganza de cercanos. Al tiempo.

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