Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | Análisis de la Cámara de Diputados

Millones de niñas indígenas padecen explotación laboral

La marginación social es un problema que tienen que sortear hoy las menores pertenecientes a alguna etnia

Por: NTX

CIUDAD DE MÉXICO.- En México casi tres millones de niñas indígenas son el sector social más desprotegido, porque enfrentan la pobreza extrema, la marginación social, la explotación laboral y son presas de las redes de tratantes de blancas, lo mismo para la prostitución que para el trabajo doméstico y en los campos agrícolas.
Un análisis de la Cámara de Diputados elaborado por la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) destacó que de los 13.7 millones de personas que pertenecen a alguna de las 62 etnias del país, las niñas “constituyen la población con mayores carencias y el menor grado de cumplimiento de sus derechos fundamentales”.

Los diputados federales del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Domingo Rodríguez Martell y José Torres Robledo, expusieron que casi 80% de la población indígena en México vive en situación de pobreza extrema.

El análisis que retoma datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), del Instituto de Estadística y Geografía (Inegi), y del Consejo Nacional de Población (Conapo), indicó que la mayoría de las casi 25 mil comunidades indígenas suelen ubicarse en zonas de difícil acceso, lo cual repercute en la exclusión escolar y en el incumplimiento de otros derechos de los niños indígenas.

“Las niñas indígenas son el sector más vulnerable, más explotado, con menos oportunidades de asistir a la escuela y de ser víctimas de discriminación a veces en sus propias comunidades, y cuando salen a las ciudades son captadas por redes de explotación laboral y sexual”, dijo en entrevista Rodríguez Martell.

El también integrante de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados, añadió que el ejemplo más claro de la vulnerabilidad de las niñas que pertenecen a una etnia es el mercado de La Merced y Mixcalco, a unos pasos del Centro Histórico de la capital del país.

En esa zona de la Ciudad de México, cientos de menores son prostituidas por redes de tratantes de blancas.

Asimismo, el informe señaló que 33.2% de los niños indígenas menores de cinco años sufrió de baja talla en 2006, en comparación con 12.7% de las niñas.

El documento subrayó que los más altos niveles de desnutrición se encuentran entre las niñas.

El diputado del PRD y secretario de la Comisión de Agricultura, José Torres Robledo, sostuvo que en los campos agrícolas de prácticamente todo el país, las niñas son la mano de obra más usada.
Las niñas, detalló, no asisten a la escuela, no han emigrado con sus padres o hermanos, y en ocasiones son el principal sostén de la economía familiar.

“Un alto porcentaje de niñas indígenas dejan de ir a la escuela porque tienen que comenzar a trabajar a una edad muy joven”.

Las campañas políticas, la opinión pública y la publicidad

Por JOSÉ DE JESÚS COVARRUBIAS DUEÑAS


Si seguimos peleando entre tlaxcaltecas y náhuatls, entre logias y religiones o entre empresarios y trabajadores o armando pugnas entre tzotziles y tojolabales contra mestizos o extranjeros, nunca encontraremos la luz para el acuerdo pactado a través de la construcción de consensos; las campañas políticas son guerras, juego de reyes, de poderosos, en donde los generales no van a la guerra, mandan a los soldados rasos, al pueblo llano, la guerra es la última ratio, un medio político nefasto, es una opresión maldita contra la libertad, la igualdad, la equidad y contra toda ética, la justicia, que debieran ser sagradas; la guerra es la ley de la selva o en la mayoría de los casos el oficio del estadista, delicia del sacerdote y diversión del abogado, así como del homicidio mercenario, los cuales lucran y ríen y disfrutan de nuestras míseras uniones que desembocan en confusiones y en pasiones funestas que ocasionan guerras civiles: gusano venenoso que roe las entraña s de todos, juego de avaricia y despilfarro.

Nuestra historia, en mucho se ha edificado a falacias, verdades a medias o verdades que vistas a través de una lente partidista, se vuelve fábula y los hechos pueden adquirir interpretaciones inverosímiles; en virtud a que en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira y todo depende del cristal con que se mira; de que el individuo es un súbdito de su cultura y de su época; de que cada observador transporta su espacio y su tiempo y las circunstancias difieren en cada uno en el devenir histórico; consideramos que quizá todos tengan razón, pero en lo que nadie podemos tener razón es en acabar al país, no aglutinarnos entorno a un proyecto común, no somos ni malinchistas ni indios, sino una nueva raza que sintetiza una vertiente americana y otra europea, ambas grandes, ambas impresionantes y con genes como cualquiera, ni mejor ni peor, iguales, diferentes, pero con capacidades de desarrollar sus talentos como la que mejor les plazca, para lo cual requerimos unificarnos.
La opinión pública, cada vez más manejadas por lo medios de formación pública de carácter electrónicos, se han convertido en una escatológica ideológica del espectáculo, cuyas ocho columnas o calumnias las lleva a lo que más dinero devengue; así se politiza la noticia y se envuelve en una vorágine que pocos o nadie entendemos, forman y abren grietas sociales entre las disputas con los ateos y católicos, los barbados civilizados; los aristócratas contra los revolucionarios y demás fetiches e ídola tribu que se han venido anquilosando de manera paulatina en las conciencias de los mexicanos, con beneficios para nadie de los nuestros.

La publicidad debe ser el vigilante social, que en nombre y representación de los intereses sociales, revise el quehacer cotidiano de quienes nos gobiernan, de quienes manejan las casas de bolsa y nuestras bolsas (si todavía queda algo), las políticas sociales del Gobierno y demás acciones que realicen los centros de poder que repercutan de manera directa o indirecta sobre el bienestar general; así, la prensa puede apoyarnos a construir la realidad, mirar más al mundo, al país, que al espejo; coadyuvar en el equilibrio entre los poderes formales entre sí y para con los de hecho, los cuales arremeten contra ellos cuando les ocasionan desequilibrios.

Pero, qué ocurrirá cuando los medios de formación de opinión pública lleguen al control del Ejecutivo federal, no será lo mismo; no obstante, si los medios de formación pública, están comprometidos con las causas comunes al pueblo, nos podrán apoyar en que la sociedad sea más reflexiva, en las formas de negociación, en la adquisición de compromisos, porque en política y en asuntos nacionales no podemos ser discípulos del experimento, a la raza se le manda obedeciéndola, los errores ocasionan prejuicios en la voluntad general y si son a su espalda, empiezan a engendrar un sentimiento de ira; la utilidad pública es primero y las deliberaciones es menester elevarlas a la palestra del país, donde todo se ventile, porque el hombre es débil si depende de otro.

Toda política bélica pretende bloquear la propaganda adversaria, la guerra publicitaria es la más mercenaria y la que nos ha dejado más miseria, desde bolsas vacías hasta un pueblo pendenciero; de aquí la necesidad de que los intelectuales comprometidos con el proyecto nacional, con su país o raza, deban de ser críticos, veraces o tendientes a ella, un pensamiento diferente pero hacia lo razonable, hacia la certeza y objetividad buscando el beneficio de los demás; que nadie padezca daño y consagrarse al servicio del bien público, derrochar en el servicio al público las más bellas energías, talento, inteligencia y su bagaje; porque aquellos a quienes la natura ha dotado de capacidad de resolver los problemas sociales, deben dejar a un lado toda vacilación y entrar con todo su espíritu en el estudio de los asuntos públicos y a través de sus soluciones reflejar la talla del ciudadano que se es: lo superior es posible mejorarlo, el hombre prospera por la paciencia.

Los centros del saber deben fomentar el iluminismo crítico, la ciencia, tecnología y sabiduría al servicio de resolver los problemas de la comunidad, de nada sirve una Universidad si no se sabe luchar para la vida.

José de Jesús Covarrubias Dueñas / Magistrado del TEPJF.

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