México tiene prisa

Sin duda alguna habrá que felicitar el esfuerzo del Estado mexicano, porque a contra corriente y cuesta arriba, México logró salir adelante en la mayoría de los compromisos económicos previstos en el último año; no es lo que hubiéramos deseado, pero es mejor de lo que esperábamos. Positivos resultados en los que por supuesto estamos incluidos todos los ciudadanos por asumir la disciplina que eso implica en torno al cuidado de nuestra economía.

Aunque ciertamente el Estado le sigue quedando a deber a la población, sobre todo en materia de crecimiento, el esfuerzo se advierte día con día y en donde resulta indispensable la participación de todos.

Participación en equipo en donde convendría dejar atrás conformismos de crecimientos de 1.5% ó 3.5%, ya que este país tiene para generar mucha más riqueza y en consecuencia abatir pronto sus niveles de pobreza, aspecto en el que resulta indispensable superar el nivel anímico y material de los mexicanos, y eso sólo se puede lograr a través de la promoción del empleo.

Por lo tanto es menester que como en el juego de Juan Pirulero, “que cada quien atienda su juego”, por lo que en consecuencia todos debemos aportar lo que nos corresponde en nuestra respectiva trinchera: quienes tienen el capital, ponerlo a disposición de los sectores productivos, en tanto que quienes disponen de la mano de obra, también ofrecerla en condiciones competitivas, suficientes y oportunas para juntos salir adelante.

Ejercicio en el que tampoco escapan las autoridades, en donde el sistema judicial tiene que garantizar a los mexicanos su salvaguarda y libertad; los legisladores tendrán que aplicarse a cuidar con leyes adecuadas, la estabilidad económica del país para fomentar el crecimiento del pueblo mexicano, y por último también el Poder Ejecutivo buscando remunerar, fomentar y gestionar la inversión privada nacional y extranjera, para generar empleos que nos lleven a elevar el nivel emocional y material de todos los mexicanos.

No olvidemos que si generamos empleos, generamos consumo; si generamos consumo, provocamos también movimiento económico que se transforma en un círculo virtuoso promotor del bienestar de todos los connacionales.

Práctica en donde los monopolios u oligopolios no necesariamente son aliados del crecimiento, por lo que tenemos que generar una competencia justa en donde por igual quien genere menos de 10 empleos, disponga de estímulos, apoyos y financiamientos suficientes, como quien genera miles, apelando que por supuesto éstos sean plenamente de calidad.

En manos de todos nosotros se encuentra la oportunidad de crecer a niveles superiores a 10% anual; no basta crecer económicamente de manera modesta para registrar simples datos positivos en nuestro haber; es indispensable que de una vez por todas nos decidamos a crecer como merecemos todos y en consecuencia responder a ese México que tiene prisa de más y mejores empleos, de generar mayor riqueza para quienes menos tienen, en la firme certidumbre de que lo mejor está por venir.