México tiene prisa

Al tiempo de hacer votos porque en las instancias municipales se replique la aceptación del pleno de la Conferencia Nacional de Gobernadores (a propuesta de mi compañero, el mandatario de Nuevo León, Rodrigo Medina), por un mando único policial que evite la multiplicación de las policías para habilitar cotos de poder particulares, así como evitar fugas de delincuencia por falta de claridad en la jurisdicción y, lo más importante, que a través de una Policía estatal pueda tenerse muy clara la identidad de los elementos de seguridad de las 32 entidades federativas, me da un enorme gusto que se haya aceptado un clamor muy añejo de la sociedad.

Creo que éste es un gran paso y felicito a todos los gobernadores por haberlo aprobado por unanimidad (como públicamente quedó manifiesto entonces), ya que esto habla de una respuesta a una necesidad urgente e impostergable: la seguridad física de todos los mexicanos.

Es menester también que el Poder Legislativo como el Ejecutivo acompañen esta iniciativa para que la seguridad no solamente sea física, sino también jurídica, comience a reflejarse en un cambio en el entorno que atraiga mayor inversión y en consecuencia una mejor generación de empleos y redistribución de la riqueza para mejorar el nivel de vida de todos los habitantes.

La seguridad es lo más importante hoy en día para todos los ciudadanos; recordemos que es precisamente por el tema del orden y la seguridad que nace el Estado, y es por eso que hoy aplaudimos que a través de una Policía única por Estado ya no tengamos al compadre panzón y con cara de delincuente, encargado de la seguridad del municipio, sino que podamos aspirar a la profesionalización de los servidores públicos (recordemos los recientes acontecimientos en Santiago, Nuevo León, precisamente), en donde podamos reconocer o reprobar, según sea el caso, sus resultados.

Aquellos que hemos tenido la fortuna de nacer en este país, hemos visto cómo los problemas de seguridad pública se han incrementado, sofisticado y hasta tecnificado, con lo que lamentablemente la respuesta del Estado ha sido acotada y sin la contundencia que todos hubiéramos deseado.

Creo que cualquier esfuerzo que se haga, a pesar del gran costo que se está pagando, nunca será suficiente, sino por el contrario, tendremos que abogar por que se disponga de mayores recursos cada vez más.

Porque repito, nada más fundamental que la seguridad de la ciudadanía, y si alguien tiene duda al respecto, entonces pregúntele a algún familiar o amigo cercano que haya enfrentado un problema delincuencial, para que nos demos cuenta de que en ese ámbito, podemos perder un valor muy preciado que es el de la tranquilidad.
 
Es así como no olvidemos que México tiene prisa de fortalecer y unificar a sus instituciones para mantener a salvo la tranquilidad, el patrimonio e integridad de sus habitantes, esfuerzos conjuntos que sin duda alguna son garantía de que lo mejor está por venir.