México tiene prisa

A través de la historia, el costo del dinero ha sido un factor que genera la palanca de desarrollo necesaria para que un país pueda impulsar el crecimiento de una región, a través del ahorro de sus ciudadanos. Y hoy nos queda claro que con el alto diferencial que existe en México entre la tasa activa y la tasa pasiva, quizás son otros países los que registran crecimientos, gracias al ahorro o el consumo de los mexicanos.

Lo digo a la sombra de los reportes que tiene principalmente la banca extranjera en sus matrices, donde exhiben que sus principales utilidades provienen de México, cuando en este país lo que necesitamos es una banca que realmente apoye el crecimiento de las mayoritarias micro, pequeñas y medianas empresas, que lamentablemente no tienen acceso al costo del dinero internacional.

En ello incide la apatía de la autoridad mexicana al tener sobrerregulado el entorno financiero, que lleva a la banca internacional radicada en México a actuar con criterios demasiado cómodos, sin riesgos, en vez de aprovechar el mercado nacional e impulsar el crecimiento de nuestros empresarios.

O también se ha dicho, cuidar demasiado a la sobrerregulación inhibe el riesgo e impulsa el consumo que tiene un crecimiento en el diferencial de tasas, hasta de 10 veces el costo; y el otro tema es averiguar cómo el Gobierno mexicano no solamente deja a los empresarios “a la buena de Dios”, sino como dirían los clásicos, “se extrañan los cajones” donde antes la banca era forzada a otorgar créditos a determinados rubros para apoyar el crecimiento.

Creo que la ley del péndulo nos advierte que ni tan rígido ni tan laxo, lo que sí es bien claro es que lo que hoy sucede con el costo del dinero, en donde lo que paga el banco a los ahorradores, es sustancialmente bajo comparado con el beneficio que obtiene cuando rara vez es prestado; y más nos llama la atención ese comportamiento en la llamada banca oficial, que a veces pareciera olvidar el motivo para lo que fue creada.

Vale la pena que de cara a estas crisis que enfrentamos en el mundo, en México volteemos a ver al mercado interno, como la verdadera palanca de crecimiento, aunado al otorgamiento de créditos reales a tasas competitivas a micro, pequeños y medianos empresarios, hoy como siempre, principales generadores de empleo.

Sólo así y con desregulación, podremos realmente evitar el riesgo del no crecimiento, además de no incurrir en el riesgo de que las utilidades se las lleven otros países, como hoy las matrices internacionales o la banca oficial a veces presumen, en lugar de realmente ser solidario-subsidiarios con nuestros emprendedores mexicanos.

Sólo así México podrá aspirar a un mejor futuro, ya que los empresarios tenemos prisa de disponer de una banca competitiva, como lo hemos advertido en la ciencia y los libros, en la firme esperanza de que lo mejor está por venir.

El mercado interno es en el país la verdadera palanca de crecimiento, pero para ello debe contar con el apoyo de créditos reales a tasas competitivas