México tiene prisa

A la luz de mi experiencia, me llena de gusto escuchar voces, especialmente del presidente del CCE, Mario Sánchez Ruiz; del presidente de la Concanaco, Jorge Dávila Flores, y del presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, Claudio X. González, entre otros, advirtiendo que tenemos que buscar una nueva fórmula de presupuestación.

Cuando vemos que países adelantados, como en Europa, gracias a recurrir al déficit presupuestal, ahora enfrentan una crisis muy severa, al darse cuenta que generar una burbuja artificial (déficit), lo que lleva es a una cruda realidad posterior, que es más severa que tomar medidas previas.

Hoy griegos, británicos, españoles y portugueses, entre otros, están sufriendo las consecuencias de recortes laborales y de prestaciones sociales; y es que el déficit es tan grande que tienen que atacarlo por dos vías: primero es emprender una verdadera tala regulatoria que no brinde valor agregado al estándar de vida de los ciudadanos, y en otro, buscar otras vías de ingresos públicos (nuevos impuestos).

Afortunadamente en México todavía podemos hablar de que sí se hace un presupuesto racional, no emocional, y se cuidan factores que están ahora garantizados en ley; entonces hablamos de un presupuesto con base en resultados, sujeto a la evaluación del desempeño y la armonización contable a nivel federal, estatal y municipal. Lo que nos queda muy claro es que estaremos renunciando a presupuestar por indexación (o intereses mezquinos), y por lo tanto que los gobiernos estatales no sean tan discrecionales a la hora de aplicar el gasto.

Y lo más importante, que el incremento en el gasto se vea en obra pública, no en burocracia; lo que tenemos que aspirar es a simplificar la economía, de tal forma que permita que la iniciativa privada nacional y extranjera sea capaz de generar fuentes de trabajo que remuneren más a los mexicanos, brinden mayor capacidad de consumo y por lo tanto reactivar más rápidamente la economía.

Reitero mi entusiasmo de cara a más tardar el próximo 15 de septiembre, donde el Ejecutivo de la Nación estará entregando el proyecto presupuestal para 2011, para decir No al Déficit, No a la Indexación, y sí al Presupuesto con base en Resultados, Sí a la Evaluación del Desempeño, Sí a la Armonización Contable para poder evaluar y comparar, Sí a la Transparencia y Rendición de Cuentas, y Sí a la Racionalidad para la elaboración del presupuesto.

No podemos caer en la tentación de hacer un presupuesto, en el cual estando en crisis global, queramos seguir gastando de más, con atenuantes de menores ingresos por petróleo y baja recaudación fiscal por menor actividad económica.

Solamente con equilibrio constante y racionalidad, además de trabajo y esfuerzo, pero principalmente con ahorro, es como México puede demostrar que tiene Prisa por un mejor futuro, en la firme convicción de que lo mejor está por venir.

P.D. Felicito al SAT y Aduanas por el reconocimiento obtenido en Bruselas.