México tiene prisa

A la luz de los crecientes esfuerzos de participación democrática, hoy disfrutamos de un México más evolucionado y resuelto a exponenciar los alcances de los últimos años, en donde lograr cada vez más con menos, se ha vuelto la exigencia ciudadana por excelencia de nuestros días.

Es claro que los asuntos públicos de nuestra Nación en los años setenta, son afortunadamente muy diferentes a los de hoy en día; ahora contamos con instituciones democráticas y de participación ciudadana más sólidas, y en consecuencia nuestras condiciones de representación popular guardan enormes distancias con respecto a los tiempos del partido único en el Poder.

El México de hoy goza de una amplia participación democrática, pese a que su modelo de representación social corresponde a una época que hemos superado con responsabilidad y compromiso ciudadano, por lo que se vuelve urgente evolucionar sus esquemas de involucramiento en la toma de decisiones.

Es así como difícilmente puede concebirse una representación de 500 diputados y 96 senadores, de los que al menos 200 legisladores de la Cámara baja y 64 de la Cámara alta, corresponden a la figura de representación proporcional (plurinominales), que lejos de significar una alta efectividad o producción legislativa, se han convertido en una pesada carga presupuestal para todos.

Pero además la oportunidad y pertinencia de sus aportaciones no precisamente son de las dimensiones burocráticas con que opera hoy en día, porque junto a un legislador federal, se incorpora un aparato asistencial y de consultoría técnica igualmente costoso, que insisto, no se refleja a través de leyes y decisiones institucionales a la medida de las necesidades ciudadanas.

Es indiscutible que la figura del legislador plurinominal, lo digo con conocimiento de causa, en su momento histórico y tiempo correspondiente resultó muy útil y pertinente para las necesidades legislativas de la época, toda vez que esas representaciones que deciden fundamentalmente los partidos políticos, fueron reservadas para los talentos y especialistas, que mucho aportaron a nuestra Nación en la conformación del cuerpo jurídico y las decisiones que se requerían ese entonces.

Sin embargo, ahora nos queda claro que esas condiciones ya no son necesarias, puesto que para la ciudadanía significa más burocracia que resultados, por lo que cada vez somos más los que nos sumamos a iniciativas como las del comunicador Pedro Ferriz de Con, y el presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Ramírez Acuña, por eliminar la figura del legislador plurinominal, tanto en el ámbito de los diputados como de senadores, ejercicio en el que se trabajan reformas por la profesionalización.

México tiene Prisa de hacer más con menos, de regresar al espíritu democrático de que quien nos represente, se haya ganado el voto en las urnas, haya escuchado nuestras necesidades, e incluso guarde identificación en nuestra comunidad, para que el ejercicio de representación sea lo más apegado a la voluntad ciudadana y al menor costo posible, en la firme convicción de que lo mejor está por venir.

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