Mayo contrastante

Terminaron las vacaciones. Para unos de Semana Santa y otros de Pascua. Mañana, día 1, alcanza significado la beatificación del Papa Juan Pablo II, el Día del Trabajo deja el desfile obrero en el recuerdo histórico y el 5 no habrá suspensión de actividades (quizá sólo en Puebla, por el aniversario 169 del triunfo sobre los franceses de las fuerzas zacapoaxtlas al mando del general Ignacio Zaragoza), el 10 por las progenitoras habrá descanso a juicio y decisión con acuerdo de patrones y empleados, pero el 15 habremos de ponerle atención al festejo extendido a quienes laboran en el magisterio.

Regular y potencialmente polémico, el maestro tiene sitio especial en el engranaje social. Por su importante y trascendente labor, merece reconocimiento quien se entrega a impartir del conocimiento. En igual o mayor proporción gana el reproche y calificación reprobatoria quien medra al amparo de tan digna función.

El 15 de mayo es día de reconocimiento al maestro, a quien se debe la enseñanza generacional y paralelo reproche por el eventual comportamiento de algunos carentes de la dignidad del mentor y que se valen de su inscripción en el sistema magisterial sin el respeto propio de tal identidad.

La función —más que la acción— política ha generado la pérdida del respeto otrora otorgado al maestro. Ahora se cuestiona su capacidad y su eficiencia se mide por la eficacia en la instrucción y comportamiento de niños y jóvenes. El vulgar “bullying” es un caso actual de reproche social que incluye al maestro.

La población mexicana, ahora superior a los 112 millones, está urgida de responsabilidad por parte de cada habitante. La responsabilidad incluye la exigencia al servidor público, que en el maestro es aportación de resultados en la impartición de la enseñanza conceptual de provocar el cambio, actualización y desempeño del educando.

Nuestro horizonte es global y, si aspiramos a competir, la enseñanza es el punto de partida para alcanzar la decantada y generalmente pospuesta prosperidad. Es ineludible el compromiso y con él la exigencia al magisterio, negándole de antemano cualquier prerrogativa manipuladora en la política nacional, puesto que esta perniciosa práctica ha generado rezago nacional y desprestigio al gremio, cuya naturaleza le concede el privilegio de formar intelectualmente las sucesivas generaciones.

Las delicadas circunstancias sociales que se viven con evidente deterioro motivan a la seria meditación respecto al desempeño del maestro, sin la menor contemplación y mucho menos desvío de objetivos respecto a la educación, que dejó de ser el lujo o privilegio de “clases” para convertirse en el imperativo de subsistencia.

Mayo tiene el encanto de los contrastes con virtudes y privilegios, transparente atmósfera y lluvias tormentosas; media entre la primavera que aleja el frío invierno y acerca el sofocante calor del verano. Mayo es un mes por naturaleza promisorio, igual que las generaciones viajando en el transporte de la modernidad.

Dios nos guarde de la discordia.