Sábado, 30 de Noviembre 2024
México | CLAVE POR LUIS ERNESTO SALOMÓN

Los violentos

Los grupos dedicados a la delincuencia usan la violencia para imponer condiciones; muchos policías son sus colaboradores para permitir el trasiego de drogas

Por: EL INFORMADOR

Luis Ernesto Salomón.  /

Luis Ernesto Salomón. /

Los grupos dedicados a la delincuencia usan la violencia para imponer condiciones.

Lo hacen en tres campos: el control de espacios, la influencia en la sociedad y sus instituciones públicas; y en el poder económico.

Respecto al control de rutas y espacios territoriales, su objetivo es obtener dominio por medio de la impunidad; han logrado penetrar dentro de gran número de organizaciones policíacas de municipios y estados mediante la corrupción, que es violencia contra la ley.

Muchos policías son sus colaboradores para permitir el trasiego de drogas, armas y personas.

En el control del espacio estos grupos han desdoblado en dos partes sus acciones: el tráfico de grandes cargamentos hacia el Norte, y la distribución para creciente consumo local.

En el primero necesitan control de rutas y puntos de control, en el segundo el control de los centros de consumo: las ciudades o plazas.

En ellas someten a la delincuencia común, que ahora trabaja para ellos.

La lucha por el manejo de ambos espacios produce una violencia entre grupos rivales que tienen presencia en amplias zonas del país.

Aunque su actividad es muy parecida, cada grupo hace énfasis en algunos sistemas o formas de operar.

Unos más violentos con los rivales y menos con la sociedad, y otros azotan por igual.

La influencia de estos grupos en las instituciones comienza con corromper aquellas encargadas de la seguridad y la justicia: organismos de inteligencia, la administración penitenciaria, los jueces y magistrados.

Continúa con la presión sobre presidentes municipales y mandos estatales para que sus policías colaboren a cambio de “eficiencia” en el control de la delincuencia común, y sigue con la relación con personajes que tienen potencial de crecimiento político e influencia comunitaria.

En este campo es claro que han penetrado al gobierno carcelario, que hay municipios en donde las autoridades han sucumbido, y que han sofisticado su relación con la clase política.

Para consolidar su presencia, algunos grupos atemorizan a la población para cobrar protección.

En estos propósitos el trabajo de los medios de comunicación y de los periodistas puede resultar incómodo, y por ello también los intimidan, al grado que ahora fuimos testigos de incalificable secuestro.

El manejo de su poder económico tiene dos aspectos: el pago de la operación de redes de colaboradores, y el blanqueo de dinero para fortalecer sus operaciones tanto en México como en el exterior.

El pago de las operaciones de consumo, como las de distribución, se realiza generalmente en efectivo o mediante trueques por otras mercancías, como armas o percusores químicos.

La administración de estas operaciones requiere de un grado de sofisticación, que las hace vulnerables. Es la única línea de suministros eficiente que poseen.

El combate a estos grupos se da en estas tres arenas, pero parece que la tercera es la que produce mayor daño: el corte de los suministros económicos.

El combate policíaco en las calles, y el saneamiento institucional son mucho más espectaculares, pero al fin de cuentas sin recursos no opera ni la impunidad ni la corrupción.

Viene al caso la reflexión por lo sucedido en la semana: el secuestro de periodistas, la muerte de jefes de estos grupos y los anuncios de grados enormes de corrupción carcelaria.

Esperemos que los golpes espectaculares se acompañen de acciones contra la línea de suministros; de no ser así sólo habrá cambio de mandos.

La desarticulación de un grupo significa terminar con sus recursos.

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