Los anteojos de Baskerville

La adelantada de Yucatán

En tiempos de la Conquista, llamábase adelantados a quienes el rey de España facultaba para que dentro de ciertos límites hicieran conquistas en beneficio de la corona. En días pasados, la gobernadora de Yucatán, sin más facultad que las leyes de su Estado, se adelantó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y conquistó las 83 hectáreas de la zona arqueológica núcleo de Chichén Itzá por 220 millones de pesos. Una lección para la anquilosada y obesa estructura del INAH, pues la gobernadora hizo en dos meses lo que el INAH no pudo en tres años, ya que ni expropió ni compró (teniendo fondo arqueológico para adquisición de predios).

Es cierto que la gobernadora pagó más del valor real, pues un avalúo de esos mismos terrenos en 2007 no llegaba a 20 millones de pesos, ¿Qué tipo de infraestructura se desarrolló en dos años para pagar ahora 220 millones? Sin embargo tampoco le interesa, porque lo que en realidad compró, no fueron 83 hectáreas de terreno, sino una zona arqueológica que le servirá de escenario internacional. Los espectáculos y conciertos artísticos en la zona son actividades que, como la gobernadora ha dicho, “ayudan a consolidar la Entidad en el mapa turístico mundial”.

A partir de ahora tendrá una mejor posición al negociar ante el INAH la programación de sus espectáculos en el sitio, lo cual no quiere decir que pueda estar por encima de la legislación federal. Si algo es cierto, es que no puede haber patrimonio cultural de la nación sin la nación. Pero, cabe hacer una pregunta ¿Si tanto la Constitución como el Código Civil Federal identifican a una persona moral atípica, compleja, y para el caso, dotada de un patrimonio cultural, al señalar como personas morales a la nación, a los estados y a los municipios, no sería conveniente dejar ya en paz a la nación y pasar al estudio crítico de los tesoros que resguarda, y a los poderes jurídicos que tiene sobre ellos?

La decisión de la adelantada gobernadora de Yucatán me lleva a pensar en la  responsabilidad ciudadana de ayudar a la matrona de la cultura y las artes, que es la nación, y al propio Estado en la gestión del patrimonio cultural. Sobre todo porque el Estado es un adulto mayor qué sólo piensa en la protección y no en el correcto aprovechamiento de este recurso: sus reglas protectoras del patrimonio cultural de la nación han alejado en muchos casos al patrimonio cultural de la nación.

En la época de la Conquista, el nombramiento de adelantado se daba mediante mercedes (pagos por servicios). Esperemos que el pago que reciba la adelantada de Yucatán provenga del correcto aprovechamiento del sitio y del turismo cultural.