Lunes, 21 de Octubre 2024
México | Tren Parlamentario por Vicente Bello

Los acantilados

Tren Parlamentario por Vicente Bello

Por: EL INFORMADOR

En lo que ha sido su última actividad plenaria de 2008, el Congreso de la Unión se ha encontrado de súbito con dos acantilados. En uno, sólo a través de dos de sus cinco grupos parlamentarios se dedicó a bordear las orillas, posicionándose del modo más escandaloso posible. En el otro, de plano, ha mirado el abismo con estupor; y ha rehuido el debate (sólo hubo declaraciones, en lo individual, de algunos legisladores), aun cuando este último asunto es de gravedad para el Estado mexicano.

Era el primer tercio del sesionar. Un senador, el panista Humberto Andrade Quezada, alzó de pronto el brazo, pidió la palabra, y cuando se la dieron, propuso entonces al Pleno guardar un minuto de silencio por la muerte de los ocho soldados, que durante la madrugada del domingo fueron asesinados en Guerrero, y descubiertos horas después en Chilpancingo sus cadáveres fragmentados.

“Básicamente”, justificaba Andrade Quezada, “para manifestar nuestras condolencias a las familias, y, obviamente, a todos los caídos cumpliendo con su responsabilidad y con su deber”.

El que presidía, César Duarte, entonces invitó a todos a ponerse de pie y a guardar el minuto de silencio. Y fue todo. Inmediatamente después, el curso de la asamblea continuó con el Orden del Día.

La programación de los asuntos por atender en una asamblea suele realizarse con uno o dos días de anticipación. Evidentemente, la ejecución múltiple, en que también fue incluido un ex director de la Policía del Estado de Guerrero, no estaba considerada en la orden de marras. Pero esto no obstaba para que no hubiera sido así, si los legisladores lo hubieran querido.

Prefirieron diputados y senadores hacerse de la vista gorda y dejar pasar el tema para otro día. Y así, no tener que hablar de algo parecido al fracaso, a propósito de la guerra que el Estado —con el Ejército a la cabeza— sostiene en contra de bandas del narcotráfico, tan organizadas al parecer como si fueran en los hechos otro ejército.

Como no hubo debate, o posicionamientos sobre el brutal acontecimiento acaecido en Guerrero, pues entonces diputados y senadores ya no tuvieron qué opinar nada, plantear posiciones pues, en torno de una guerra en la que cada vez son más las ocasiones en que el Estado gravemente se desdibuja ante la fuerza que la impunidad y la cobardía insufla a la delincuencia organizada.

El desafío al Ejército es brutal. Y nadie ayer en el Congreso advirtió que esta guerra podría bifurcarse por caminos todavía más empedrados, como el de que las Fuerzas Armadas radicalicen su actividad al grado de que gente que nada tendría que ver con los criminales comience también a ser hostigada.

Nadie, eso sí, en el pasillerío de San Lázaro, dudó de que levantarles a Secretaría de la Defensa Nacional ocho soldados de tropa y un capitán segundo, para después torturarlos y degollarlos, se vaya a quedar así. Los soldados, previsiblemente, endurecerán su actividad. Se hará más peligroso todavía el tránsito por los caminos y carreteras. Justo cuando, a pesar de la crisis, medio país está fuera de casa.

Todo esto no mereció palabra alguna, ayer, en el Congreso, exceptuando algunas voces, como la del diputado federal perredista Andrés Lozano Lozano, quien en conferencia ha afirmado que el crimen organizado se atreve a perpetrar este tipo de ejecuciones porque “seguimos ante un escenario de impunidad total y absoluta, donde el Gobierno federal da palos de ciego porque actúa bajo la idea de que donde los encuentre les doy, pero no saben ni siquiera a quién les está pegando”.

Lozano describió con un comentario la gravedad que se cierne sobre el país: “La amenaza de ejecutar a 10 militares por cada criminal abatido es una respuesta del crimen organizado al Estado mexicano, al que le dice que si te sigues metiendo conmigo yo también tengo la posibilidad y la capacidad de hacerlo”.

¿Cómo tendría que responder el Estado? El diputado Lozano ha planteado que el Estado debe responder con fuerza e inteligencia: información básica, pero también cerrar el camino a sus actividades mediante un golpe donde más les duele: las finanzas.

Nada del blanqueo de dinero, por cierto, hablaron ayer los legisladores del PAN y PRD que se trenzaron en un debate por la situación económica del país.

Otro dato raro, sospechoso: sólo panistas y perredistas; ningún priista subió ayer al cuadrilátero. Y otro más: los perredistas a la ofensiva fueron gente de la Nueva Izquierda. Levantaban tanto las voces como si se tratara de hacer el mayor escándalo posible, justo ahora en que el crimen organizado ha enviado un contundente, claro y bestial mensaje al Estado mexicano.

Es lamentable que sólo se haya escuchado en el Congreso, como respuesta o posicionamiento, sobre los acontecimientos de Guerrero, el posicionamiento de algunos diputados y senadores, y que no en asamblea plenaria se hayan puesto a debatir sobre la situación en que se encuentra ya el Estado mexicano. Situación atada a impunidades, corrupción, traiciones, simulaciones. Y hace que cobre mucha importancia para la República la respuesta que vaya a dar el Ejército los próximos días. Días, hay que subrayarlo, en que medio país anda de tránsito por caminos y carreteras.

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