Lo que le falta a la estrategia

Si no hay guerra financiera, no hay guerra. El combate frontal al narcotráfico, esgrimido por el Presidente Calderón desde el arranque de su mandato como estrategia de legitimación y estandarte de gobierno, ha carecido a lo largo de todo este tiempo de un ingrediente fundamental.
Frente a la opinión pública circulan detenidos presuntos líderes de cárteles, lugartenientes, jefes de sicarios, sicarios, operadores financieros, jefes de plaza, funcionarios coludidos, halcones, pozoleros, armas cortas y largas, uniformes falsos, equipos de radiocomunicación, vehículos blindados, pacas de mariguana, paquetes de cocaína y heroína, pero casi nunca —salvo aquel memorable caso del “chino” Zhenli Ye Gon— cantidades importantes de dinero ni cuentas bancarias con jugosos saldos.

La ONU calcula que el narco mexicano lava en el país 30 mil millones de dólares al año. El Gobierno no sabe dónde está ese dinero, y lo que es peor, no parece estarlo buscando.
Desde que arrancó la estrategia presidencial en diciembre de 2006, las autoridades de la Secretaría de Hacienda, su Procuraduría Fiscal, el Servicio de Administración Tributaria y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores no han sido capaces de articularse con el Ejército, la Marina, la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública Federal.

Su intercambio de información, apenas existente, es lento y burocrático. Demora más tiempo del que los delincuentes necesitan para esfumar los rastros financieros y huir con sus utilidades. Entre las dependencias no se comparten datos. No tienen acceso a las mismas bases de nombres, cuentas y montos. Su falta de coordinación deja a unos como policías que persiguen ladrones y a los otros como tecnócratas que regulan bancos en medio de la crisis. Pero de hacer inteligencia de Estado, de emplear técnicas más sofisticadas para derrumbar a sus enemigos, nada.

Este reportero está convencido de que mientras no haya un combate financiero contundente contra el narcotráfico, no habrá una guerra de verdad y mucho menos podrá ganarse. Porque para ellos lo de menos es seguir remplazando mandos y comprando armas mientras su negocio esté intacto.

Saciamorbos

Sentado en un palco viendo el decisivo séptimo partido de la serie final de la Liga Mexicana del Pacífico entre los beisbolistas de los Venados de Mazatlán y los Naranjeros de Hermosillo, Jesús Vizcarra, alcalde de Culiacán, vapuleado recientemente por una foto en la que aparece también “El Mayo” Zambada, y aspirante a la candidatura priista al Gobierno de Sinaloa. Quizá buscando a alguien más, llegó hasta él su rival precandidato, el senador Mario López Velarde apodado “Malova”. Al verlos saludarse, el público les gritó: “¡be-so, be-so!”. De catcher, jugaba la alianza PAN-PRD lista para impulsar a “Malova” (cercano al exgobernador Juan Millán) si el PRI se queda con Vizcarra (favorito del actual mandatario Aguilar Padilla).