Lo de hoy es ser tricolor

Lo de hoy, lo de hoy, es engominarse el pelo, controlar las ideas con gel, pararse derechitos y usar todos los días una corbata roja.

Lo de hoy es ser tricolor, bien parecido, bien peinado y bien aplaudido, como lo manda la moda que rifa en el Palacio Municipal de Guadalajara con Aristóteles Sandoval al frente.

Ayer fue la primera sesión de cabildo en forma. Bueno, la primera sesión con asuntos de verdad tras el solemne acto en el que tomaron protesta los nuevos responsables de administrar la ciudad. Se preveía algo de ruido, quizá manifestaciones de empleados inconformes por su inminente salida, pero nadie se esperaba que el show de inauguración se repitiera. No había escenario fastuoso, pero el alcalde volvió a tener entusiasta porra de seguidores con la imagen de hoy.

Cada vez que hablaba algún regidor del PRI, los silbidos de emoción, los aplausos y la admiración ruidosa se desataban en el salón. Y al contrario: cada que hablaba algún excluido (es decir, un no iniciado, un no priista), los abucheos rebotaban en las paredes de la abarrotada sala. La sesión fue una fiesta roja y un martirio para los panistas.

La regidora Leticia Hernández, del equipo aristotélico, estaba tan emocionada con el ambiente festivo que, de plano, al votar en contra de una iniciativa panista, les espetó burlona a los albiazules: “Antes ustedes eran mayoría, ahora nosotros”. Sólo le faltó sacarles la lengua y liderar al público para gritarles lero lero, les ganamos (“¡Dénme una L, dénme una E…!”)

Cuidado. El numerito completo parece una anécdota para reírse en el café, para bromear por el echeverrismo de los nuevos funcionarios, pero es una señal preocupante. Hay dos indicios que deben alertar a los estudiosos de lo público, a los políticos y al propio Aristóteles Sandoval. Primero: la numerosa presencia de porra en una sesión que se preveía complicada por la posible presencia de manifestantes. ¿Así van a jugar? ¿Llenando el salón cada vez que les avisen que podría ponerse feo? Eso y cerrarla al público tienen el mismo sentido: apropiarse indebidamente de un espacio de discusión pública.

El segundo indicio es más grave. La regidora mostró una actitud innecesariamente brusca con sus adversarios, por no llamarla intolerante y autoritaria. Su labor será, durante tres años, trabajar con esos regidores que no son mayoría y que también representan a ciudadanos de Guadalajara. No están ahí de adorno: forman parte de un diseño institucional que garantiza representación pluripartidista y fiscalización política. Ahora son oposición, como lo fue el PRI durante 15 años, y si algo cuestionó el partido de la regidora durante ese tiempo fue la sordera panista y la actitud de herederos únicos del trono.

Lo de hoy es ser tricolor, porque ser tricolor es estar del lado de la mayoría triunfante, pero eso no durará mucho ni rendirá frutos, si desde el principio la moda viene con ideas retrógradas y desplantes autoritarios.