Martes, 26 de Noviembre 2024
México | SERPIENTES Y ESCALERAS POR SALVADOR GARCÍA SOTO

Lo aislaron y penetraron el blindaje

A la violencia y la venganza del narco que mató a Rodolfo Torre se suma ahora la violencia de la confrontación política

Por: EL INFORMADOR

Salvador García Soto.  /

Salvador García Soto. /

A Rodolfo Torre lo cazaron, lo esperaron, lo tuvieron a merced y lo atacaron con plena alevosía y ventaja. Los asesinos tenían toda la información, “se los pusieron” —tanto que en el momento en que lo emboscaron colocaron un camión de remolque en la carretera para bloquear el paso de las dos camionetas— y ni el candidato ni sus acompañantes pudieron llamar por radio ni por teléfono, porque todas las señales de telecomunicación habían sido bloqueadas; estaba totalmente aislado.

Eran seis las camionetas de los agresores, y de ellas descendieron al menos 14 sujetos que abrieron fuego superando de inmediato la poca resistencia que pudieron dar los escoltas del candidato. De nada sirvió el blindaje de una de las camionetas, en la que viajaba Torre Cantú; los sicarios utilizaron balas antiblindaje.

La saña de los asesinos, dicen fuentes de la Procuraduría estatal, fue tal que al candidato lo bajaron de la camioneta y lo ejecutaron al pie del vehículo. No hubo testigos, salvo los sobrevivientes. En el momento de la ejecución, supervisando todos los detalles, estaba en los alrededores, se cree que dentro de una de las camionetas, Humberto Lazcano “El Lazca”, considerado el número uno del cártel de Los Zetas.

La noche anterior, el grupo de sicarios durmió en un motel cercano al punto donde tenían todo listo para emboscar a Torre Cantú y sus acompañantes. Tenían toda la información de su agenda de ese lunes: la hora en la que pasaría por ahí, el número de acompañantes, los escoltas que llevaba y el armamento que usaría, además del bajo nivel de blindaje de la camioneta en la que esa mañana se trasladaría al aeropuerto de Victoria para abordar una avioneta que lo llevaría a Valle Hermoso.

Ayer, entre despedidas emotivas, homenajes y la filtración de nombres sobre el candidato que lo sustituirá en la elección —Óscar Almaraz Smer, candidato a diputado y hombre del círculo del gobernador Eugenio Hernández—, la brutal ejecución de Rodolfo Torre pasaba a segundo plano, al surgir un nuevo choque político entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Presidente. La dualidad entre un Calderón que deja la matraca y se quita la camiseta de jefe de las campañas del Partido Acción Nacional (PAN) para lanzar un “llamado a la unidad” a las fuerzas políticas para que apoyen su cuestionada estrategia anticrimen, desató la ira de las cúpulas priistas y, a nombre de gobernadores, líderes parlamentarios y dirigentes, Beatriz Paredes acusó una “estrategia de lucro político” del Presidente y le exigió que, más que discursos, dé resultados en el esclarecimiento del crimen.

A la violencia y la venganza del narco que mató a Rodolfo Torre se suma ahora la violencia de la confrontación política. Paran los dados. Por fin escalera.

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