Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | ATANDO CABOS POR DENISE MAERKER

¿Libre tránsito?

México es mucho más peligroso para trabajar como periodista, pero también para circular como viajante común

Por: EL INFORMADOR

Denise Maerker.  /

Denise Maerker. /

Algunos insisten en que la inseguridad en el país no es tan grave y nos recuerdan que en Brasil y Colombia el número de muertos por cada 100 mil habitantes es mayor. Lo recordaba ayer mientras veía la preocupación de los padres que enviaban a sus hijos a campamentos de verano. A petición de mi hermana verifiqué incluso la peligrosidad de las carreteras por las que iba a pasar el camión que llevaba a mis sobrinos a San Luís Potosí.

Empezaron las vacaciones y miles agarraron el coche o el autobús. Muchos más que el año pasado habrán tenido que considerar el tema de la violencia antes de decidir a dónde iban.
México nunca ha sido un país en el que se ha podido circular libremente. Lo sabemos bien los periodistas y los antropólogos.

Uno no llega a una comunidad indígena sin avisar. Nadie puede, ni ha podido nunca, subir a la Sierra de Guerrero sin establecer previamente contacto con una autoridad local. Un lugareño bien posicionado y reconocido por su entorno es la única garantía de que el foráneo será bien recibido. Y no sólo ha sido así en la Sierra guerrerense, lo mismo ha ocurrido siempre en gran parte de Oaxaca, en Chiapas, en Los Altos de Puebla, en Hidalgo.

México es un país de salvoconductos. Siempre ha sido así y funcionaba. Bastaba con saber quién controlaba efectivamente una zona, encontrar un intermediario eficaz y confiable, explicar el motivo de la visita, y proceder con respeto para obtener una protección efectiva.

Solíamos decir que no había lugar al que no se pudiera ir a hacer periodismo si se respetaban escrupulosamente esos pasos. Hace apenas unos años, ya en plena “guerra contra el narco”, Miriam Moreno, reportera de Punto de Partida, pudo grabar en pleno corazón del cártel de Sinaloa, en Badiraguato, Sinaloa, en condiciones aceptables de seguridad. Pudimos también no hace mucho, entrevistar a las madres de los jóvenes que por 200 pesos hicieron los primeros bloqueos orquestados por los narcos en Monterrey.

Pero las cosas han cambiado. El Estado ha ido perdiendo cada vez más el control sobre partes importantes del territorio, ahora es posible encontrarse en ciertas carreteras principales del Norte con retenes abiertamente instalados por miembros del crimen organizado. En otras carreteras una avería se puede fácilmente convertir en algo más que la molestia de cambiar la llanta o el tiempo perdido mientras se espera al mecánico, la inmovilidad lo deja a uno a merced de la delincuencia local. Muchos liderazgos locales ya tampoco pueden garantizar seguridad porque ellos también están expuestos a la nueva violencia del narco. Incluso los cárteles ya no pueden jactarse de ningún control porque las plazas están constantemente en disputa.

Resultado: ya no hay salvoconductos fiables. México es mucho más peligroso para trabajar como periodista, pero también para circular como viajante común. Si el famoso “libre tránsito de las personas” siempre fue una ficción, ahora es una descarada mentira.

Qué lamentable, pero hay que decirlo : ¡Tome sus precauciones!

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