Domingo, 24 de Noviembre 2024
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Las niñas madres

Todas son de familias pobres de Quintana Roo y tienen en común que el bebé que llevan en su vientre es producto de una violación

Por: EL INFORMADOR

Son 16 niñas entre los nueve y 14 años que esperan tener a su bebé para volver a la escuela y dejar atrás la pesadilla. Todas son de familias pobres de Quintana Roo y tienen en común que el bebé que llevan en su vientre es producto de una violación de su padrastro, tío, abuelo, hermano o maestro. En todo el país se registran miles de casos de niñas madres como éstas. En Quintana Roo, en 2009 hubo 881 casos de niñas embarazadas por violación ¿Y en el resto del país? ¿Qué pasa con ellas y esos bebés luego del escándalo?

En un escenario ideal el Ministerio Público explicaría que la ley le permite tomar de inmediato un tratamiento para prevenir un embarazo potencialmente peligroso, pero no lo hace. El DIF debería dar terapia a la familia, no lo hace. No debe separar a las menores de su madre (a menos que sea cómplice) y siempre lo hace. La ley dice que si una niña queda embarazada por violación solamente la madre, padre o tutor puede decidir si el embarazo se procura o se interrumpe. Lo cierto es que a las niñas no se les explica lo que significará ser madre, ni que en caso de tener al producto pueden darlo en adopción legal, o que podrá conservarlo siempre y cuando haya adultas capaces de cubrir sus necesidades mínimas. Tampoco se le dice que puede interrumpirlo y seguir con su infancia, simplemente se les impone la maternidad, y como consecuencia las niñas se niegan a proseguir con el juicio. Les han convencido de tener un bebé de su violador y ellas piensan que si su padrastro es el papá ella no lo quiere en la cárcel. La mayoría de pequeñas se sienten confundidas, responsables de la violación y consideran el embarazo un castigo merecido. Se les trata como fábricas de bebés y como tales actúan al salir del DIF.

La Organización Mundial de la Salud ha dicho que los embarazos más peligrosos son los de menores de 15 años. Las razones van desde el tamaño de la cadera hasta la desnutrición y la falta de habilidades cognitivo conductuales.

Sea cual sea la decisión, se debe recordar que las niñas fueron víctimas de un abuso y se debe dar seguimiento terapéutico para la depresión y estrés postraumático. Porque no se les protege a largo plazo, la mayoría de niñas madres dejan la escuela, huyen del hogar antes de cumplir 16 años y abandonan a sus bebés que a veces se quedan en manos del violador. Resulta inobjetable que en el marco de la salud y los derechos humanos se deben anteponer el bienestar y futuro de las víctimas. Toda la sociedad puede exigir y participar en la protección de estas niñas y de esos bebés no deseados. Lo que no podemos es abandonarles luego de debatir sus casos.

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