Martes, 26 de Noviembre 2024
México | EN TRES PATADAS POR DIEGO PETERSEN FARAH

La mil y una víctimas inocentes

Llegue quien llegue a la Presidencia de la República en 2012, aun en el remoto caso de que sea un panista, lo primero que tendrá que hacer es plantearse cuál será su estrategia frente al narco

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

Estaba cantado que la gran crisis de la estrategia del Presidente Calderón frente al narco vendría cuando una de las víctimas inocentes fuera alguien cercano a un personaje público. La muerte del hijo de Javier Sicilia es tan absurda e inútil como la de decenas, quizá centenas, de mexicanos inocentes que han caído a manos del crimen organizado o de los enfrentamientos entre éstos y las fuerzas del Estado. Las marchas en 24 ciudades del país ponen en evidencia hasta qué punto el rechazo social a la política del Presidente ha crecido, y sin embargo la alternativa no se asoma por ningún lugar.

Decir que estamos hasta el gorro, hasta la madre o hasta el copete de la violencia es una forma de canalizar el rechazo social, pero no resuelve ni la violencia ni la política pública de seguridad. Según los cálculos de la Secretaría de Seguridad Pública, el Ejército tendría que estar en las calles al menos otros tres años y la violencia tiene para otros seis más. Si eso fuera así, al menos diríamos que hay esperanza, pero no hay forma de saberlo.

Llegue quien llegue a la Presidencia de la República en 2012, aun en el remoto caso de que sea un panista, lo primero que tendrá que hacer es plantearse cuál será su estrategia frente al narco. Dudo mucho que vaya a haber un cambio sustancial. El Estado no puede permitir que ningún grupo tenga control territorial como sucedió en Michoacán y sigue sucediendo en Tamaulipas. Cualquier presidente que se enfrente a un grupo de delincuentes, más allá si lo que trafican es drogas, personas o autos robados, que es capaz de desaparecer un camión entero con 60 pasajeros, difícilmente va a cambiar la estrategia. Hay pues que dejar de lado la hipocresía: estamos en un punto de no retorno. A estas alturas resulta ocioso preguntarnos qué fue primero, si el huevo o la gallina, si la violencia es producto de la “guerra” o la “guerra” producto de la violencia. Las dos versiones son igualmente ideologizadas, e igualmente ciegas. Lo cierto es que estamos metidos en una espiral acelerada cuya única esperanza es que llegue el punto de fuga.

Lo que tendrá que cambiar con éste u otro presidente es el discurso. Ningún Gobierno más o menos sensato se gasta millones de pesos en presumir sus resultados en la guerra contra el narco. Cuando los daños colaterales, las víctimas inocentes, están creciendo de manera desorbitada, cada spot de un nuevo narco detenido lejos de ayudar se convierte en un recordatorio nefasto para todos aquellos, que cada día son más, que creen que fue la guerra de Calderón lo que generó la violencia y no al revés.

Un víctima inocente es demasiado; 60 es una locura; centenas puede ser un punto de quiebre. Pero cuando se juntan mil uno, mil desconocidos y uno famoso, el problema para el Gobierno es grave. Mientras Gobierno y sociedad no dejemos de lado la hipocresía y enfrentemos el problema como es, no como un estrategia electoral, pero tampoco como un problema de “otros”, que tienen que resolver “otros”, como si los ciudadanos de este país fuéramos ajenos al problema, no vamos a salir del hoyo.

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