La izquierda y sus fieles

Desde que el gobernador jalisciense Emilio González afirmó en Oaxaca que es un político de izquierda las condenas abundaron. No hay duda de que dijo un despropósito en su desbordado afán de cultivar simpatías para ser candidato de Acción Nacional a la Presidencia del país. La ocurrencia del gobernador, a pesar de él mismo, permite cuestionar qué pasa con los políticos locales y nacionales que reclaman legítima militancia en la izquierda.

Coincidencias: este lunes, mientras el dirigente sindical de los académicos de la Universidad de Guadalajara, Roberto López González, registraba su candidatura para competir por la presidencia del Comité Estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en el Estado de México concurrieron personajes pasados y otros muy actuales de la historia perredista, para apoyar a Alejandro Encinas, candidato a gobernador.

A Encinas le levantaron el brazo (metafóricamente) su verdadero caudillo, Andrés Manuel López Obrador, igual que el líder moral Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y el jefe del Gobierno del DF, Marcelo Ebrard.

Es evidente la abismal diferencia entre el cargo que pretenden Roberto López en el disminuido PRD jalisciense, y Alejandro Encinas en el Edomex, donde el combate desigual es con el crecido PRI de Enrique Peña Nieto.

Pero aunque los objetivos son diferentes, cabe preguntarse ¿en qué son parecidos todos estos militantes de la denominada izquierda mexicana? ¿Cómo apoyan a la izquierda (a secas) cuando siendo rivales, coinciden en un evento para reunir votos, aunque después boicotean sistemáticamente su propio ejercicio público?

Simplificando las cosas, la famosa izquierda puede distinguirse al menos en teoría por ser un movimiento político que aspira a conseguir objetivos progresistas, socialmente igualitarios. La derecha por tanto, pugna por mantener derechos tradicionales y defiende intereses particulares frente a los generales.

La definición no pretende ser exacta o exhaustiva, ni apegada estrictamente a la filosofía política. Aspira cuando mucho, a evidenciar lo que no es la izquierda con base en lo que hacen los políticos locales y nacionales que se ubican a sí mismos en este lado del espectro.

No parece izquierdista el maestro Roberto López, quien ha sido diputado y ocupó cargos públicos velando siempre por los intereses del llamado Grupo Universidad que como es públicamente conocido, tiene un inamovible dirigente: Raúl Padilla López. Si es elegido presidente del partido, Roberto López representará la continuidad en el largo dominio que ha impuesto este grupo sobre el PRD en Jalisco, sin que haya beneficios más allá de los allegados.

En cuanto a Encinas, las cosas van más o menos por el mismo camino, con la diferencia de que el manejo de presupuesto público y recursos humanos allá es gigantesco.
A la vista de lo que hacen, no de lo que dicen, Emilio sí parece de izquierda.