Viernes, 29 de Noviembre 2024
México | CLAVE POR LUIS SALOMÓN

La incertidumbre

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Por: EL INFORMADOR

Para países, instituciones y personas actuar en un clima de incertidumbre es desafío cotidiano. Pero esta incertidumbre funcional está enmarcada por reglas estrictas que impiden el caos.

Esta certeza, es el cimiento de la estabilidad. Producirla es una de las funciones esenciales de la autoridad en el estado liberal que vivimos.

El éxito hoy depende en gran medida de esa fuerza institucional que crea condiciones para lidiar con la incertidumbre. A esta fuerza se le conoce comúnmente como la vigencia del estado de derecho, que supone: La certeza del cumplimiento de las normas que implican límites en la actuación del gobierno y un sistema de rendición de cuentas. La existencia de un conjunto de leyes claras, accesibles, publicas que protegen los derechos fundamentales de las personas. Que el proceso por el cual las leyes son promulgadas, administradas y aplicadas sea accesible, justo y eficiente; Y que el acceso a la justicia está conformado por un conjunto de profesionales de la justicia, dotados de independencia, con desempeños éticos.

México vive ahora una crisis de incertidumbre institucional porque estas condiciones no operan con eficiencia. El principal problema de México es la falta de estas condiciones. Y en eso los ciudadanos tenemos mucho que hacer, porque hemos aceptado, tolerado y hasta propiciado la baja calidad del desempeño público. La medianía en el nivel de quienes toman estas decisiones es una muestra que cada vez nos irrita más.


Pretendo provocar con estas palabras una reflexión crítica, que ponga en evidencia cuan equivocadas están las autoridades en turno al haber creado una guerra contra uno de los muchos síntomas que produce el padecimiento de fondo.

Al haber decidido usar las armas y la violencia contra una parte de la expresión del crimen que se beneficia de la impunidad que produce la falta de un estado derecho sólido. México está enfermo y el mal está en la falta del vigencia del estado derecho y los síntomas son múltiples: contrabando, tráfico de armas, personas, drogas, secuestros, mordidas, falta de planeación urbana, corrupción, impunidad, monopolios de facto, privilegios ilegales, robos a casas y comercios, asaltos, una cultura de privilegiar la trampa entre la juventud, desigualdad social agravada por abusos, migración desordenada, abusos de autoridad y muchos otros. La autoridad decidió enfocarse a uno solo: el crimen organizado porque este tiene control de territorios y autoridades. Es el síntoma más grave: hay zonas en donde la ley son ellos. Pero insisto es una manifestación del problema. Por eso la guerra debe ser contra la impunidad, contra TODOS los que comenten el crimen de corromper las normas. Claro que eso supondría una verdadera purga al interior de la estructura de gobierno que es exactamente lo que no sucede. La guerra contra la impunidad puesta en positivo es una lucha por el estado de derecho y pasa por una verdadera transformación política.

Ante la realidad palmaria, ahora ha llegado la hora de que los ciudadanos actuemos con más compromiso que la simple emisión del sufragio. Es tiempo de construir ciudadanos exigentes de la nueva certidumbre institucional.

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