La guerra y el general

La guerra tiene como propósito la victoria. Y ésta debe ser conseguida en corto tiempo. Si tarda en llegar —dice Sun Tzu—, las armas pierden el filo y la moral decae. Por eso, el año 2011 debe ser el año del triunfo de la guerra del Presidente contra la delincuencia; si no la obtiene habrá gastado tesoro y prestigio que le llevarían a una debilidad política en el año previo a la elección presidencial.

Es muy poco probable que el triunfo sea manifiesto, en primer lugar porque en realidad no se trata de una guerra como lo pregonan las autoridades, sino de un combate para reconquistar espacios de poder en manos de delincuentes. Es claro que no hay guerra sin un enemigo manifiesto al que se le reconoce beligerancia, en el caso hay simplemente falta del imperio de la ley y las consecuencias que de este hecho surgen. El riesgo está en que las autoridades sigan persistiendo en su idea de la guerra, que les puede conducir, en palabras del propio autor de “El Arte de la Guerra”, a la conclusión de que “ no hemos visto aún una operación inteligente que fuese prolongada. Nunca ha existido una guerra larga que haya beneficiado al país”.

Y más. “ De todo esto se deduce que aquellos incapaces de comprender los peligros inherentes al empleo de tropas, son igualmente incapaces de comprender cómo emplearlas ventajosamente”. Palabras que vienen al caso porque la estrategia de exacerbar la violencia descuidando los abastecimientos de los adversarios, conduce a un desgaste evidente.

El reto institucional para el año próximo es reducir a términos policíacos un problema que ahora se asume en términos militares. Para ello la recuperación de espacios y los golpes financieros serán más eficientes que los anuncios desplegados con publicidad irrelevante.

Para seguir con la cita, podemos decir que “un general inteligente hace que sus tropas se aprovisionen del enemigo”, y eso supone quitar fuerza económica a los traficantes de armas, personas y drogas. El camino a seguir supone recuperar la confianza en las instituciones que aplican la ley. No es tarea fácil porque la confianza no se obtiene por intercambio ni con percepciones, sino que se gana con hechos plausibles. Estos tienen que darse en los próximos meses para evitar que el proceso electoral que viviremos en 2012 se contamine de una violencia que llegue a la política.

El año de retomar control para terminar con una guerra y seguir con un combate policíaco es la fórmula. El mismo Sun Tzu lo expresa con elocuencia: “… dado que lo único valioso en la guerra es la victoria, no prolonguéis las operaciones. Y el general que comprende cómo emplear las tropas, es el árbitro del destino de la nación”. Apoyar a los generales para que reduzcan el problema en el corto plazo es el desafío estratégico, porque las Fuerzas Armadas no tienen, no deben tener vocación policíaca.